miércoles, agosto 31, 2005

PIPELUDO

Debía tener mi primilla Lucía unos tres años cuando vio La Bella y la Bestia, de Disney. Y la vio, y la vio, y la vio... Se sabía las canciones, con su media lengua, que era una gozada. Cuando llegaba el momento en que el malo de la peli, Gastón, se cantaba a sí mismo de manera insoportablemente narcisista, coreado por los paletos de la taberna y las tres rubias tontas que hacían las veces de triste contraste femenino a la protagonista, Lucía se levantaba indignada. Cantaba él aquello de "Y soy más peludo que un oso polaaaaar", y ella le espetaba "¡Pipeludo!" Y es que allí descubrió, a tan tierna edad, lo que es un tío petardo, fantasma, cobarde y machista. Pero, claro está, ella lo resumió de un modo mucho más sencillo, medio inventándose una palabra que resumía tan deplorables cualidades másculinas: Pipeludo.

Así que, mucho ojo. Que desde chiquititas os ven el plumero y os calan a la primera. ¡Pedazo de pipeludos!

Zirbêth.

TOMAR PARTIDO

Normalmente, se requiere del público eso que llaman neutralidad. Se espera, de algún modo que los allegados, como mucho, den palmaditas en la espalda y abracen o consuelen. Que la vida da muchas vueltas, sí, y uno nunca está seguro de con quien compartirá pupitre al año siguiente.

Pero hay cosas que, me váis a disculpar, me hacen hervir la sangre, así que me salto la ley de la relatividad social a la torera y tomo partido. Por ejemplo, en este caso. Hay guarradas y cabronadas, y esto ha sido una cabronada. Y yo, muy mía, muy pasional y con mucho genio, ruego a los Valar que no nos crucemos: sino me haré sangre el los carrillos o a él le pondré un ojo morado.

Lo siento, pero así son las cosas. Que harta me tiene la mitad masculina del género humano.

Zirbêth.

¿SUDAR YO?

Por los Valar, que ordinariez.

Yo no sudo.

Yo, me licuo.

Zirbêth, camino de la ducha.

sábado, agosto 27, 2005

EMBROLLO MEDIEVAL

Otro de los motivos por los que me prodigo menos por el blog (sensiblemente menos), es que estamos enmarronados hasta las cejas preparando una serie de actividades entre medievales y tolkiendili para las fiestas de un pueblo de Madrid. Entre pasacalles, duelos a espada (de gomaespuma, que no cunda el pánico), obritas de tatro cortas, cuentacuentos, talleres de combras, etc., la verdad es que estamos bastante liados.

Van a ser unas semanas sin vida social ociosa en los fines de semana, y de repartir los findes entre coser, dibujar, recortar, ensayar, etc., y lo que sea que tenga que hacer (la vida es una caja de sorpresas, ya sabéis), pues vamos, que no tengo mucho tiempo para escribir.

Rntre las cosas que tengo que hacer, está un telón para obras de teatro. En principio, es sólo para el teatro de sombras chinescas, pero creo que lo voy a intentar hacer de manera que ya lo tengamos disponible para siempre. Debería ponerle forro pero, desgraciadamente, nuestros efectivos no son lo que se dice bollantes, y tendremos que ir torando con sólo el frente. También he de hacer unas túnicas, tal vez una falda y unas sobrevestas. Vamos, que al paso que voy, mi vestido va a quedar para lo último, y mira que tengo ganas, que va a ser impresionante y un auténtico desafío a mis habilidades costureras...

Pero se impone la cruda y medieval realidad. Hay que tenerlo todo listo para el finde del 24-25, así que, si no puedo ponerme con el vestido, pues lo dejaré para más adelante. Eru, que cruz.

Así que, sintiéndolo mucho, entre eso y la búsqueda de empleo, la verdad es que me voy a pasar una temporada un poco poco disponible. Y ahora, si me disculpan, me voy a la ducha, a quitarme la capa derretida que tengo pegada en el cuerpo.

Zirbêth, hasta las narices del verano.

SURREALISMO ONÍRICO

Hoy he tenido uno de esos sueños absurdos que hacen que arquées la dormida ceja porque, a cierto nivel, tu consciencia, que en el fondo jamás descansa, sabe que eso es una majadería por muy realista que le resulte a los sentidos amodorrados de la vista, el tacto, el oído, etc.

Íbamos en un coche por una carretera llena de curvas entre orillas boscosas, en medio de una torrencial lluvia. En una de esas, Saruman, que era el conductor, perdía el control del coche. Creo que hacía también mucho frío, porque el coche patinaba que era un escándalo, vamos. Finalmente, nos íbamos por una pendiente de tierra que, a diferencia de otros destinos circundantes a la misma, no acababa en las furiosas aguas de un río desbordado, sino que, casualidades de la vida (o generosidad de los Valar, nunca se sabe [sí, Ulmo, ya sé que me la estoy jugando]), el balate por el que tan peligrosamente nos conducíamos acaba en pendiente de opuesto sentido en el que el barro del promontorio, cual amorfo airbag, nos detenía antes de que invadiesemos la corriente desmadrada. Hasta aquí, todo lo acontecido tenía visos de gran aventura o, quién sabe, tremenda tragedia. Pero, claro está, el surrealismo, que debía ir escondido en la guantera o el maletero, hizo acto de presencia. Los cuatro ocupantes del coche (yo no era uno, pero lo era, ya sabéis), salíamos como podíamos del vehículo y, aprovechando que era pequeño, lo agarrábamos cada uno de una rueda y nos íbamos cuesta arriba por el barrizal hasta alcanzar, de nuevo, la carretera.

Y, todo ese rato, yo iba pensando: "Cuando llegue a casa, tengo que contar esto el blog. Cuando llegue a casa, lo cuento, que llevo mucho sin contar nada interesante...".

Debo decir, claro está, que hubiese sido mucho más interesante de tratarse de una historia real. Pero, incluso como sueño, no está mal del todo.

Zirbêth.

martes, agosto 23, 2005

ANTRO DE VICIO Y PERVERSIÓN

No se me ocurre otro modo de llamarlo, de verdad. En mi vida había descargado tanta adrenalina en tan poco tiempo y tan barato. Y está ahí mismo, en pleno centro de la ciudad. Es que no me lo creo. Baya, si vienes te llevaré, para que te de un ataque de euforia como el que yo he tenido. Tanta variedad, tanta cantidad, es que ha sido tremendo, puf, menudo subidón.

Una tienda de telas donde todo cuesta 1 euro el metro (doble ancho). Ya tengo el resto de la tela que necesitaba para mi traje de Buitrago: blanco, plata y gris. Va a ser tremendo. ¡Más contenta que estoy! Cuando vaya tomando forma, necesitaré perlitas y abalorios de cristal, y algo de pasamanería. Pero me voy a hacer un traje digno de una reina. A ver si me puedo poner a sacar patrones y a cortar bien pronto. Así, si me falta tela, puedo volver a la tienda a por más.

Valar benditos, ¡sólo 1 euro el metro! Me va a dar algo...

Zirbêth, feliz como costurera con telas nuevas...

DEBO DECIR

Que ayer, por fin, terminé las traducciones; que mi curriculum vitae está casi listo; que tengo que buscar curro y conseguirlo lo antes posible; que lo que me apetece es irme de vacaciones a gorronear y visitar amigos; que no puedo, porque también he de preparar lo de Buitrago; que esta tarde me voy a dar una vuelta para ver trapitos de coser; que me tengo que poner a hacer patrones para el vestido de Buitrago; que no me apetece escribir, no sé por qué, y por eso escribo poco en el blog, pero se me pasará; que en cuanto cobre, a ver si me agencio una silla menos incómoda; que SE HACEN TRADUCCIONES; que por fin hace menos calor y se puede dormir bien y tapadita; que, si puedo, en cuanto sepa dónde y horario, me apunto otra vez al gimnasio; que me apetece mucho escaparme a Valencia, pero no va a poder ser, mierda; que mi cuarto tiene la entropía por las nubes (el polvo, sigue donde siempre); que necesito conocer gente nueva, especialmente hombres de mi edad, majetes y demás (ver post del príncipe azul); que tengo hambre y me voy a por algo de comer.

Zirbêth.

miércoles, agosto 17, 2005

PEOR IMPOSIBLE

¿Hay algo peor que pasar dos semanas traduciendo un libro abominable de carpintería de barcos? Sí, traducirlo mientras tus compañeros de piso se dedican a hacerse trajes y armaduras para un rol en vivo.

¡¡¡Yo quieroooo!!! Estoy harta, más que harta, de esto de estar sentada echando chepa camelleril sobre el ordenador, con un calor asesino de la muerte, mientras que les veo hacerse brazales, petos y hombreras de cuero, sobrevestas, guantes de lucha, armamento, escudos, ¡de todo! Tendrán las manos destrozadas para cuando terminen, sobre todo Tir, que se está currando un guante con refuerzo cota de malla hecha a mano: pobrecita, ya le sangran los dedos. ¡Qué dura la vida del artesano medieval!

Y este finde, se lo pasarán pipa jugando, interpretando, sin dormir, sudando la gota gorda debajo de sus trajes y armaduras por los terrenos de Casavieja. El domingo, cuándo vengan, me contarán mil anécdotas y aventuras.

¡¡¡Buaaaaaaaaaaaaaaa, yo quierooooooo!!!

Se van a enterar. En cuanto acabe la traducción y adelante lo de la búsqueda de empleo, me voy a hacer el vestido medieval megachachidelamuerte para Buitrago, y va a ser la caña. Ea. He dicho.

Zirbêth, envidiosilla.

martes, agosto 16, 2005

¿LOCOS O, SENCILLAMENTE, GILIPOLLAS?

Vaya, que de tacos estoy soltando hoy. Me quejaba hace un momento de que no se me ocurre nada de qué hablar, y mira tu pordonde un alma "generosa" me ha dado una.

He tenido que borrar los comentarios de uno de los post que escribí ayer. Me da rabia, porque me gustan los comentarios, los atesoro, pues aunque no suela contestarlos, la verdad es que me encanta que me los dejen. Me daría mucha pena tener que limitarlos, cual política antiterrorista, pero a veces dan ganas de hacerlo, de verdad.

Hace unos momentos me he encontrado dos comentarios encantadores, de esos tipo amenaza de muerte. El "valiente" anónimo los ha dejado a eso de las 7:22, creo, lo cual deja un margen muy estrecho de visitantes al blog, que según el programa del contador, ha tenido que ser alguien o desde España, o desde EEUU o desde Chile. El muy animal, desgraciadamente, no es el único. No soy la primera bloguera, ni seré la única, que recibe visitas tan "maravillosas" como estas. Pero bueno, así es el mundo. De repente alguien se aburre y te deja un delicioso "hija de puta estás muerta", o el aún más sugestivo "te encontraré, te cortaré el cuello y te meteré un tiro en la nuca", o alguna lindeza similar. Cuesta pensar que alguien de verdad quiera hacerte eso, pero el mundo está lleno de locos. Si es por aburrimiento, es una desgracia, sí alguien me odia tanto (y lo dudo, sincéramente) no es más que una brabuconería. Si es un loco, entonces admito que algo me asusta, la verdad.

A lo mejor, es alguien que ha visto Sin City y se ha sentido "inspirado". En fin, ya he malgastado demasiado tiempo. Siento haber borrado los otros comentarios, pero no sé hacerlo de otro modo.

Zirbêth, cual mal periodista, sacando algo que contar de donde no lo hay.

ME JOD*...

Como no estoy leyendo nada estimulante y me paso los días encerrada en casa traduciendo o trasteando, no tengo nada bueno que contaros. La musa, de vacaciones (y no la culpo, que calores), hace que vea mi blog y piense "Que pena, lo bajo que ha caído, que tristeza...".

Supongo que en cuanto el otoño entre, el calor se disipe una cosa mínima y lea algo que me resulte estimulante, volvera a merecer la pena leer esto y dejaré el tono "querido diario" penoso que ha tomado.

Parezco un político, con tanta promesa...

Zirbêth.

ENFERMITO

Hoy me he pasado hora y pico limpiando e ordenador, porque iba lento que te cagas y se ve que estaba un poco malito. Nada serio, mucha basura y un virus espía pesado que no se quería ir. Hacía que el ordenador fuese más lento de la cuenta, aunque eso era en parte responsabilidad de las mil cosas que no entiendo y hacen que programas se dediquen a robar RAM para hacer maldades. Pero ya está, mañana traduciré mogollón y ya está, compensadito.

Zirbêth.

lunes, agosto 15, 2005

Y TARDE...

Porque me he levantado tardísimo, casi a las doce. Anoche fui al cine con un viejo amigo al que hacía micho que no veía, vimos Sin City (genial, tremenda, os la recomiendo, salvo que la violencia salvaje os eche para atrás) y luego nos dimos un paseo hasta casa (hora y media desde Gran Vía). Llegué muertecita, por el calor, el sueño, todo, vamos.

Así que me he levantado a las tantas, y después de atender al teléfono y a ciertos asuntos, me he decidido, por fin, a ordenar el cuarto. Menudo caos. He tardado más de dos horas, para que os hagais una idea. Tremendo, vamos.

Y ahora... Ahora han vuelto mis compañeros de piso. Se me acabó la libertad y la soledad, pero vienen la compañía y... Bueno, eso. A ver si esta tarde traduzco mucho y cumplo con lo previsto. Que ganitas de terminar, por todos los dioses.

Zirbêth, muerta de calor.

domingo, agosto 14, 2005

TEMPRANO

Me he despertado a eso de las siete y media y, tras quince minutos de tratar de volver a los brazos de Morfeo, me he rendido a la evidencia de la consciencia y me he pasado las siguientes dos horas largas leyendo. He terminado El círculo mágico y, como ya me pasara con El ocho, de la misma autora, me he quedado con la sensación de que el desenlace se precipitaba excesivamente tras un viaje de más de setecientas páginas en las que había ido a un ritmo bien distinto. Al final, es un culebrón. Agradable de leer, entretenido, pero un culebrón. Sé que un libro no me llena de verdad cuando mi velocidad de lectura se va acelerando en progesión aritmética. Si la cosa llena a geométrica, suele haber una frenada en seco que deja al libro en un estante y a mí frente a sus compañeros, decidiendo quién será la siguiente víctima.

Por fin, me he levantado. Esta noche ha refrescado y, pese a ser justo las diez de la mañana, me tapa aún con la funda vacía del edredón nórdico. El vestido playero que me hace las veces de camisón es muy fino (blanco, semitransparente, bordado), lo elegí precisamente por eso. Ayer, a las nueve de la noche, seguíamos a 38 grados. Temí que no iba a poder dormir cuando, a eso de las doce, me metí en la cama. Camisón fino y ducha sin secar el cuerpo. Es la receta del verano.

Anoche me vi dos pelis cuando terminé de traducir. Mientras me daba el lujo de una hamburguesa con patatas, pude constatar que la segunda película sobre Bridget Jones era de muy inferior calidad (puf), pero la verdadera decepción llego de manos francesas, con la segunda. Arsen Lupin puso haber sido una buena historia, pero el ritmo narrativo era pésimo. Tal vez es cuestión de gustos, pero el encadenamiento de los sucesos era anodino y pobre. Más que una película, parecía un ejercicio gimnástico. Un desperdicio.

Así que, desde bien temprano, he estado levantada. Cosa de la que me alegro, porque hubiese sido mucho peor despertarme como buena parte de mis vecinos lo habrán hecho. No eran las diez y media cuando alguien ha decidido poner la música cual caseta de feria, aunque afortunadamente no era muy estridente. Música melódica de esas de tema amatorio melodramático que, tan a menudo, me enervan. Me enervan porque me dicen qué sentir y como sentirme, cuando llorar y cuando olvidar, cuando echar de menos y cuando odiar. Menuda educación sentimental. Me hace acordarme de la señora que cantaba en el patio mientras tendía la ropa en las páginas menos infelices de 1984. Me he puesto de mal humor relativo y me he vestido, con intención de salir a explicarle que vive en sociedad y no todos los vecinos estabamos disfrutando tanto de la música como ellos. Un bebé lloraba.

El libro, las películas, me dejaron un regusto entre amargo e insípido en los labios. El mismo que paladeo cada día en mi vida últimamente. La lección más dura que he de aprender está ante mí, esperándome: vivir sin apasionamiento. La música paró cuando yo estaba lista para salir. Ahora, aunque no tan alto, es Joe Cocker quien "grazna".

Decididamente, necesito silencio.

Zirbêth.

sábado, agosto 13, 2005

ALEJADA

Hoy tenía una acampada, pero no he ido. También me ha llamado un amigo para comer, Gato, pero no he ido. Tengo una de esas fases de exilio autista que hacen que el ver gente me resulte casi insoportable. Menudo regalo estoy hecha.

Por lo demás, aunque algo exiliada, estoy disfrutando de unos días sin compañeros de piso. Y lo digo en serio. Nada de ruidos, de gente levantada a horas intempestivas, de atascos en la cocina o el baño y, sí, disfrutar de música y vídeo cuando realmente me apetece. Nadie observando mis rarezas, mis debilidades ni mis arrebatos indescriptibles e incatalogables. Traducir, leer, ver pelis, escuchar música. Salir a por comida o a ver a alguien cuando me apetece... Pero la casa es toda mía /esto debería entrecomillarse, porque el salón está tomado por el taller de curtido y la herrería).

Es curioso, pero aunque me gusta vivir con compañeros de piso porque hacen que me sienta menos sola, lo cierto es que echo de menos vivir en una casa yo sola. Aunque, bien pensado, ¿cómo puedo echar de menos algo que nunca he vivido? Siempre he vivido o en casa de mi madre o en pisos y casas compartidas, aunque la casa de Valinor la veo como una vivienda independiente, más que una habitación en una casa compartida, porque de verdad se estaba solo y las paredes eran lo bastante gruesas para mantenerte aislado de los demás.

Pero es que creo que me hago mayor y tengo ganas de irme a vivir sola o, caso de no estar sola, que sea "bien acompañada". Es decir, que quiero mi propia cueva, poner los floreros donde me parezca y hacer de mamá osa con un papá oso y, en un futuro, algún que otro osezno.

Menudo rollazo estoy echa. Por un lado, siempre diciendo que quiero una pareja, por el otro, rechazando a todos los posibles candidatos. No hay quien me entienda.

Zirbêth.

viernes, agosto 12, 2005

CAMPAÑAS DE CONCIENCIACIÓN

Este verano estamos siendo bombardeados a eso que llaman campañas de concienciación del ciudadano: que si el desafío del agua para que no la desperdiciemos, que si el uso racional de la energía para que nos cortemos un poco con el despilfarro, que si se acabaron las barbacoas, el fumar en el monte, etc., para ver si así nos calcinamos la península entera en dos días... Y, que queréis que or diga, me parece que está muy bien. Hay mucho egoista, cenutrio e incosciente suelto y todo lo que se haga para conseguir que espabilen me parece bien. Pero...

¿Para cuando una campaña de concienciación de los políticos y gobernantes? Porque que nos digan que no gastemos agua cuando ya la situación es irremediable, mientras que han dejado pasar el año sin tomar medidas de precaución; que nos vengan con que no despilfarremos energía a la vez que no paran de fomentar el consumismo salvaje de coches, aparatos de aire acondicionado y de tofo lo demás, mientras que no veo que de verdad estén tratando de hacer nada para desarrollar las energías alternativas de modo operativo y masivo, como deberían, que no sé si se dan cuenta de cómo está subiendo el precio del petroleo, que a este paso ni para el mechero va a haber; que persigan a los fumadores en vez de a las empresas tabacaleras, venga a hacer campañas contra el tabaquismo en los consumidores, pero sin tomar medidas serias respecto a la raiz del problema (que no desarrollen controles contra la adulteración, por ejemplo); que no dediquen un presupuesto en condiciones a dotar a los servicios de prevención y extinción de los medios técnicos y humanos necesarios...

Pero no, eso no se hace. Aunque, la verdad, estaría bien que se hiciese. Porque, no es por ser suspicaz y mal pensada, pero dudo que todo lo que están diciendo pase de ser los típicos golpes de pecho y las promesas vacías de siempre, que apenas termine el verano y lleguen las lluvias acabarán en la papelera de la memoria.

Personalmente, quiero que se empiece desde ya a exigir instalaciones de placas solares en las construcciones. Estaría bien dejar de depender del petróleo y sus tejemanejes políticos y económicos. Sería buena idea empezar lo antes posible a tratar de eliminar la inestabilidad laboral en los puestos de tanta responsabilidad y necesaria buena preparación como los de los servicios de extinción de incendios. Y se me ocurren muchas más cosas, pero lo dejo estar.

Bueno, pues lo dicho. Campañas de concienciación de políticos y gobernantes. Y menos pitorreo, hombre.

Zirbêth.

jueves, agosto 11, 2005

HERE BE DRAGONS

Eso nos dijo el chaval del coche de al lado cuando le pregunté que por dónde tirar para llegar a la Calle Alcalá, que siguiésemos hasta el dragón.

Pero al final no lo vimos, por su culpa. Así que, en castigo, no contaré lo fantásticamente que me lo pasé ayer viendo La Isla, comiendo guarrerías y hablando durante la película con Purga.

Las imprudencias, se pagan.

Zirbêth.

CALZONCILLOS

La última vez que vi a Brian en Granada, él y su primo estaban haciendo las maletas para su viaje por Europa. Entre charla y charla, iban metiendo meticulosamente su ropa en la maleta, y yo daba vueltas alrededor de ellos, molestando y esas cosillas, hasta que, de repente, los vi: azules y verdes, de cuadros, tipo pantaloncito, preciosos, perfectos. Y tan suaves y nuevecitos... Así que puse ojitos, pestañeé y le dije, "¿me los daaaaaaas?"

Pero me dijo que nones, que los había comprado para ese viaje y que iba justo de calzonzillos. "Desde luego", pensé. Y a continuación, en un despiste suyo, se los quité de la maleta.

De eso hace ya, mmmmm, ocho años. Y, ahora mismo, los llevo puestos.

Jejeje, ¡¡¡Briaaaaaan, llevo tus calzoncillooooos!!!

Zirbêth, anecdotico-gamberra.

EL CORAZÓN TIENE RODILLAS

Por eso, cuando damos el traspies del desamor, nos cuesta tanto seguir caminando por la vida.

Zirbêth.

SOLEDAD

Si uno se fija bien, uno de los temas principales en El Señor de los Anillos es la soledad. Unas veces la soloedad que subyace pese a que estamos acompañados, la soledad del alma que sabe que nadie sabe lo que siente de verdad. La soledad valiente de quien renuncia a la compañía por una razón de fuerza mayor, por extrema generosidad para aquellos a quien ama y pone en peligro su vida por ellos. La soledad de quien cree que jamás encontrará lo que busca, la del miedo a la soledad.

Pero quizá donde la construcción del Profesor es más brillante es en la soledad de Gollum. La soledad que se cree elegida pero, en el fondo, ha sido la más cruel de las imposiciones. La que se produce como "recompensa" a la ambición sin etica. La del que ha perdido todo y es escavo de una ambición más fuerte que ningún otro aspecto en su vida, del que se abandona en la oscuridad más profunda para ni siquiera tenerse a sí mismo de compañía, olvidado incluso por su propia memoria. Pero es la soledad más desesperada, la más devastadora, porque si siquiera su olvido le libra de recordar y ser consciente de que, en otro lugar y otro tiempo, él fue una persona completa, y la consciencia de que jamás lo volverá a ser, porque cuando se le presenta la oportunidad, su obsesión le roba esa última esperanza.

Por eso no es posible odiar a Gollum. ¿Cómo no sentir tristeza y compasión por alguien con un fin tan miserable y solitario? Un fin que podría llegar a ser el nuestro con sólo dar un mal paso.

Leer El Señor de los Anillos es profundizar en las diferentes facetas del ser humano. Supongo que esa es una de las razones por las que siento la necesidad de leerlo una y otra vez.

Zirbêth.

SUPERSTICIÓN Y SUEÑOS

Normalmente digo que no soy supersticiosa, aunque debo matizar esa afirmación. Lo cierto es que no me creo las supersticiones convencionales como las creencias religiosas o esas más populares pero que, en el fondo, vienen del mismo sitio. Lo único que me preocupa de romper un espejo es que no queden cristales rotos perdidos con los que alguien se pueda cortar; de pasar bajo una escalera, que no se me caiga encima; si me cruzo con un gato negro, lo más probable es que le persiga al grito de "¡gatito, gatitoooo! De cosas como los mensajes cadena y demás, ya ni hablamos, podéis imaginar lo que hago con ellas. Aunque, si os fijáis, son todo cosas negativas, o casi todo, si la cadena no amenazaba con infortunios y muerte segura y te ofrecía el deseo más oscuro de tu corazón.

Pero con los sueños, admito que sí soy supersticiosa. Mi madre me dijo una vez que, si cuentas los sueños, estos no se cumplen. Bueno, eso y que soñar que alguien se muere es alargarle la vida. Pues bien, sueño casi a diario y algunos sueños son de lo más realistas, aunque esos no sean siempre mis favoritos. Prefieros los generosos en imaginación y efectos especiales, si ustedes me entienden.

Sin embargo, de vez en cuando sueño alguna cosa que me hace despertarme cavilando, o deseando que fuese cierto. Son las menos, creedme. Y hace unas noches tuve uno, y ahora, debido a mi peculiar superstición, no sé si contarlo, aunque me muero de ganas. Mmmmm, venga, va.

Estaba de viaje, un viaje un tanto accidentado en autobús, si no recuerdo mal, y de trabajo. El trabajo, de hecho, tenía pinta de ser el de pringaete en un viaje de adolescentes y niños, no sé si campamento o viaje de fin de curso. El caso es que, durante el viaje conocía a alguien especial. Sí, ese tipo de "especial". Era moreno y algo más alto que yo, de complexión atlética, piel muy blanca y cabello espeso y largo sin llegar al hombro. No recuerdo, sin embargo, sus rasgos faciales ni sus ojos, sólo la boca: labios carnosos sin ser excesivos, oscuros que resaltaban sobre la piel tan blanca. Pero lo que más recuerdo era que siempre, pese a todas las penalidades que nos sobrevenían, siempre, siempre, permanecía sereno, y nunca se enfadaba cuando yo perdía los nervios.

A ver, el visitánte onírico, que de señales de vida. Un paso al frente, ya, que estoy cansada de esperar.

Zirbêth, corriendo riesgos.

miércoles, agosto 10, 2005

GRATAS SORPRESAS

El día me ha despertado con dos enromes y gratas sorpresas. Dos cartas de amigos lejanos de los que nada sabía desde hace mucho. Por un lado, Brian y Jill, desde San Diego, y por otro Sophie, desde Francia (supongo).

A Brian le conocí cuando estudiaba Historia en la Universidad de Granada. Él estaba allí estudiando un año y pensó que yo podía ser americana por mi aspecto y por la hebilla del cinturón, que ponía no sé qué de U.S.A. Y nos hicimos amigos y pasamos mucho tiempo juntos hasta que él se fue, finalmente, de viaje por Europa y de vuelta a su país de origen. Años más tarde, cuando yo ya vivía en Madrid, me hizo una visita acompañado de la que entonces era su novia, Jill, y ahora su esposa. Estuvieron poco tiempo, pero me alegré muchísimo de verles. De eso hace caso cuatro años, si no más. Me ha alegrado mucho renovar el contacto, que perdimos cuando yo ya estaba en Valinor, si no recuerdo mal.

Sophie es una chica francesa que conocí durante mi estancia en Valinor. Trabajaba los fines de semana en la misma tienda de deportes que yo y es supersimpática y dicharachera, sin pelos en la lengua y muy inteligente. Ya no recuerdo si me dio su e-mail, pero si así fue lo perdí (soy lo peor), pero esta mañana me ha llegado un mail suyo: ¡al parecer ella sí lo conservó! Ojalá podamos volver a establecer lazos, aumentarlo y acabemos viéndonos de nuevo, como con Jill y Brian.

¡Hay que aprovechar que Internet nos lo pone fácil!

Zirbêth, de correspondencia.

martes, agosto 09, 2005

LA CANCIÓN DE GOLLUM

De la banda sonora original de la segunda película de la trilogía de El Señor de los Anillos, Las Dos Torres, me pone la piel de gallina esta canción cada vez que la escucho. No es la única, pero esta tiene letra.

Where once was light
Now darkness falls
Where once was love
Love is no more
Don't say goodbye
Don't say I didn't try

These tears we cry
Are falling rain
For all the lies you told us
The hurt, the blame!
And we will weep to be so alone
We are lost
We can never go home

So in the end
I'll be what I will be
No loyal friend
Was ever there for me

Now we say goodbye
We say you didn't try

These tears you cry
Have come too late
Take back the lies
The hurt, the blame!

And you will weep
When you face the end alone
You are lost
You can never go home
You are lost
You can never go home

La canta Emiliana Torrini, aunquela primera vez que la escuché pensé de era Björk. Sencillamente, me encanta.

Zirbêth.

TROTAMUNDOS

Si mi economía y mi estabilidad mental me lo permitieran, me dedicaría a vivir una temporada en cada ciudad o lugar del mundo que me apeteciese. Llegaría a una ciudad, pongamos hoy por ejemplo Florencia, con los conocimientos básicos del idioma del lugar y me quedaría allí, trabajando de camarera o de cualquier cosa, hasta que sintiese la necesidad de irme a otro sitio. Aprendería la lengua de cada país por el método de inversión y, probablemente, me quedaría allí mientras el lugar me inspirase algo que escribir.

El problema es que ni me sobra el dinero ni tengo demasiada estabilidad mental ni emocional (la una va con la otra, ya sabeis) y, sobre todo, no tengo una voluntad de hierro de esas que hacen que acabes haciendo lo que decides contra viento y marea. Me cuesta incluso mantener la voluntad del día a día cuando se trata de hacer cosas que no me llenan. Y eso que sé que es absurdo, porque a poco que me pongo con algo sin hacerme la pregunta "¿me apetece?", le encuentro el gustillo y disfruto de casi cualquier cosa.

Pero no he sabido eso tan simple que es valorar la constancia. Aquí donde me veis, hasta hace relativamente poco no me he dado cuenta de muchas cosas tan sencillas como el poder manipulador y cohercitivo de la sociedad, me creía aquello de que había que ser rebelde, pero sin darme cuenta de que la rebeldía no era más que una fase por la que la sociedad espera que pases. Él solía decir "si eres rebelde porque se supone que estás en la edad de la rebeldía, pues vaya porquería de rebelión" (vale, no son palabras textuales, pero la idea era esa). Y es cierto, lamentablemente. Por más que traten de hacer que lo creamos, el mundo no es de los impulsivos, sino de los comedidos, de los reflexivos. El rollo ese de que descontrolar es lo más divertido no es más que un sucio y vil truco para mantenernos en el redil de lo manejable. Nos quieren niños que no saben esperar a ver sus deseos y caprichos satisfechos, porque así somos mucho mejores consumidores en el engranaje del capitalismo.

Pero volvamos a lo de ser trotamundos. Supongo que en parte el que ahora no sea lo que quiero se debe a mi falta de constancia. Me rindo con facilidad en ciertos aspectos (en otros soy de lo más persistente y testaruda) y tengo que aprender a mantener el esfuerzo continuado sin venirme abajo o dejarme convencer por la desidia de que no soy capaz de hacer tal o cual cosa. Para ser trotamundos, por ejemplo, debí haber sido más previsora, haber planificado mis pasos y haber sido constante a la hora de cumplir las diferentes fases. A cada proyecto ilusionado, casi, le ha seguido una rendición por aburrimiento, falta de seguridad en mis posibilidades, distracción con cualquier otra cosa, todo bien disfrazado de cambios de opinión, eso sí. Bueno, y de otras cosas.

Ahora bien, también es cierto que una ha ido cambiando y también mis necesidades lo han hecho, así que, por ejemplo, aunque siga queriendo ser trotamundos, ahora sé que también quiero formar una familia y tener un sitio al que llamar hogar. Ya ha pasado un tercio de mi vida, y sigo en la fase de proyectos. Necesito algo más.

Zirbêth.

lunes, agosto 08, 2005

FESTÍN DE CARROÑEROS

La gente suele pensar que soy dura de oído, pero lo mío es cuestión de atención. Por ejemplo, el otro día escuché una conversación que me dejó los pelos de punta, aunque, en el fondo, no hizo si no constatar mis sospechas.

Dos tipos hablaban del mercado inmobiliario. Uno de ellos comentaba su suerte: gracias a sus contactos en el trabajo, había conseguido que le vendieran un piso por el precio real y no el de mercado, de modo que va a pagar por su vivienda (no especificó el tamaño, lo siento) la mitad de lo que por ella se pide en el mercado, como trato especial.

En el pasillo principal de una tremenda recesión económica, y los chacales, como siempre, dándose el festín. Escalofriante.

Zirbêth.

DESTRUCCIÓN

Siempre he pensado que la envidia destruye al ser humano como persona. Pero he llegado a la conclusión de que es la codicia lo que nos destruirá como civilización.

Zirbêth.

LAS OLAS DE CALOR Y EL AIRE ACONDICIONADO

Trabajar en casa tiene sus ventajas: te levantas y no tienes que ducharte, vestirte, adecentarte, salir corriendo... No, te levantas, enciendes el ordenador y, así, en pijama, sin peinarte y con las legañas en los ojos (últimamente muchas, tengo conjuntivitis), te sientas frente al ordenador y te desayunas una taza de lo que sea mientras lees el periódico digital y un par de blogs, o los que te den tiempo. Nada de salir corriendo a coger el tren, metro, autobús o lo que sea, nada de pasarte horas en un lugar donde no puedes levantarte e irte a hacer la compra, ver un rato la tele o charlar con alguien un rato, y mucho menos recibir visitas.

Sin embargo, y pese a todas estas ventajas, hay algo que hecho de menos de cuando trabajaba en oficina: el aire acondicionado. Al menos, estos días de tantísimo calor que me dejan atontada a parir de ciertas horas y no hay nada que se pueda hacer, ni dormir, ni leer, nada. Ducha tras ducha, empapadita me vuelvo frente al ordenador a ver si consigo permanecer atenta a lo que hago al menos media horita. Pero se me derrite el cerebro, sudo hasta por los párpados y mi pobre ventilador sólo consigue remover aire caliente, pesado, pastoso. Y si yo me derrito, no hablemos del ordenador, que noto perfectamente que no funciona igual de bien que en invierno. El pobre también debe estar haciendo trabajar horas extras a su ventilador.

Cual pescadilla que se muerde la cola, el aire acondicionado y la ola de calor trabajan mano a mano para hacer de nuestras ciudades hornos cada vez más eficientes. No es extraño que salgas a la calle y de repente recibas una contundente bofetada de calor que sale de algún comercio, restaurante o vivienda privada. El aire acondicionado no es algo que usemos como medida de emergencia. Es llegar el verano y se pone el aire, a veces incluso llegando a quedarte congelado mientras te tomas un café. El ser humano, en cuanto puede permitírselo, se dedica a disfrutar de los lujos tecnológicos sin pensar más allá. Y, así, cuando el verdadero calor llega, ese calor de más de treinta grados a la sombra incluso a las doce de la noche, los aparatos esos contribuyen y empeoran la situación en las calles, subiendo las temperaturas incluso más de lo que ya lo están.

Un amigo, estudiante de Física, que disfruta mucho con esto de los cálculos en casos prácticos, se puso a echar cuentas a grosso modo sobre el efecto que tienen los aparatejos esos en cuanto a elevación de la temperatura, y le salió algo así como que, tirando por lo bajo, llegan a elevar la temperatura como medio grado.

Y yo me pregunto, ¿qué efecto a largo plazo tendrá tanto aire acondicionado en nuestro planeta? ¿Cuánto tiempo de vida hay que restarle al planeta? En fin, igual estoy siendo un tanto catastrofista.

Zirbêth.

sábado, agosto 06, 2005

Y HAY PARA TODO

Este verano los incendios están siendo tremendos, por numerosos, por extensos, por las dificultades para a apagarlos debido a falta de medios y a la sequía, por la gran cantidad de víctimas que se están cobrando. La Península Ibérica está siendo brutalmente arrasada, y aunque algunosde los incendios son fortuítos, debido a las altas temperaturas y la sequía, otros muchos son provocados, ya sea por imprudencia o, los que más duelen, intencionados.

¿Qué me hace hablar hoy de esto? Pues que uno de los incendios que se ha producido (parece que intencionalmente provocado) es en un lugar que conozco y me gusta mucho, en el que he pasado dos fines de semana geniales y en el que tenemos proyectada una actividad para marzo del año que viene. Siempre me impresionan mucho las imágenes de los incendios en la tele, aunque nunca he visto uno en persona, y espero no tener que hacerlo. Pero la sóla idea de imaginar ese monte que conozco quemándose me pone los pelos de punta y me hace sentir una enorme tristeza. Tristeza e indignación. Y la indignación es aún mayor si miramos a los treinta incendios incontrolados que asolan Portugal en estos momentos y para los que ya no cuentan con más medios, y que está dejando en la indigencia a cientos de personas, destruyendo sus casas, sus animales, sus medios de vida. Todo.

Pero el telediario sigue y la siguiente noticia es que un batiscafo ruso, creo, se ha quedado atrapado entre unos cables bajo el mar con siete tripulantes a bordo y les quedan sólo unas horas para lograr salvarlos. Estados Unidos y Gran Bretaña han sumado esfuerzos para tratar de rescatarlos. Y pienso, "bueno, a ver si tienen suerte y la ayuda les salva; menos mal que les están ayudando...".

Segundos más tarde, me inunda cierto grado de indignación (más), porque no sé si Portugal está reciviendo ayuda de UE o internacional para salvar su territorio de la devastación de las llamas. No sé cual es la polñitica de la Unión Europea respecto a esto, que ayudas dispensa, en cuanto tiempo. La zona van a tener que declararla catastrófica, si es que no lo han hecho ya. ¿Qué ayudas se destinarán? ¿Quién gestionará, y como, esa ayuda?

La península se desertiza a pasos agigantados, no parece que se escarmiente pese a que año tras año es la misma historia. La situación no es sólo vergonzosa, es catastrófica. Parece que, pase lo que pase, no se hace nada por mejorar las medidas contra incendios o, si se hace, la verdad es que parece no dar resultado. No trato de ser demagógica, me preocupa mucho tanto lo que veo, como lo que constato que no sé. Aparte de documentarme al respecto, ¿qué más puedo hacer?

En fin, espero que consigan controlarlo lo antes posible.

Zirbêth.

viernes, agosto 05, 2005

CRÓNICAS RATONILES

Ahora que Chelcantaure se va de casa, el número de hamsters se verá drásticamente reducido, así como el de jaulas, aunque esas ya no tanto. Pero aún quedarán en casa los míos (sí, ahora empleo el plural, al menos de momento) y el que va a ser para Valtimor (como no vienes por casa, ni llamas, ni nada de nada, no te enteras). Y yo tengo la negra, con los bichos estos. Gafe en toda regla. A poco de tenerlo, el chiquitín se hirió un ojos en uno de sus muchos intentos de suicidio provocados por los sustos. No sé cómo fue, pero lo más probable es que diera un bote y se incrustara el tubo del bebedero en el ojo, el muy memo. Aunque parece que se ha recuperado del todo (le ha llevado meses), la cara se le ha despeluchado y no está tan guapo como al principio.

Pues bien, hace unos días, Chelcantaure me dio a Azul, una hembra de ruso mansa y dulce que es una gozada y preciosa. O debería decir, ERA preciosa, porque ahora mismo está la pobre hecha unos zorros. Y es que.... Empecemos por el principio.

Hace cosa de un mes, se nos escapó un hamster. Pensamos que había sido un despiste hasta que, al poco, se escapó un segundo bichejo. Nos pusimos a buscar en cuanto nos dimos cuenta de la segunda fuga y hubo suerte y lo encontramos, aunque el primer fugado permaneció perdido. Pues bien, como al mes y medio, un buen día desaparecieron tres, nada más y nada menos. Uno por la noche, al que buscamos sin suerte, y los otros dos durante la noche. Chelcan estaba de viaje y llegó de madrugada, descubriendo la fuga múltiple tras encontrarse a uno de los ratones prófugos corriendo por el suelo. Ese mismo día recuperamos a otro, pero permanecía perdido la madre: era una camada reciente de tres crías. De la madre nada se ha vuelto a saber, aunque sospecho que vive detrás del mueble armatoste del salón.

Un buen día, sin embargo, encontramos al primero de los fugados. Corría que se las pelaba y estaba despiertísimo. Era una hembra y había sobrevivido cerca de dos meses a su bola. La verdad, la creíamos muerta. Y, entonces, surgió el problema. Ya no nos quedaban jaulas para dejarla sola y no quedó más remedio que tratar de juntarla con alguna de las otras hembras. Por desgracia, los hamsters son muy territoriales y, una vez separada la camada, luego no se aceptan y tienden a pelearse mucho, hasta el punto de que no es raro que aparezca alguno muerto.

A esta hembra probamos a meterla con su madre, pero nada, a tortas, y así con el resto delos bichejos hembra, y a todas le pegó excepto a Azul. Y juntas han estado hasta ayer, porque por la mañana, al ir a saludarlas, me encontré a Azul ensangrentada y llena de mordiscos, aunque viva. La fiera esa le había dado una paliza, vaya usted a saber por qué. Probamos entonces a meterla con el macho jefe, pero también se pegaban (pobre, él que es un gigoló acostumbrado a que todas se rindan a sus encantos), así que no quedó más remedio que hacer redistribución de jaulas. O algo así. La jaula que me compré en primer lugar es de dos plantas, aunque pequeñas, así que sellé con más rejas y con cable de tres milímetros los agujeros a base de nudos y he hecho un par de bonitos apartamentos en los que he colocado a Azul (arriba) y al enano suicida (debajo). A la fiera la he instalado en la jaula de Valtimor. Para él. Y que no se preocupe, que con los humanos es mansa. Es sólo que no quiere ni oler a sus congéneres.

Menudo rollo os he soltado. A ver si, de verdad, aprendo a subir fotos y os enseño el bloque de apartamentos. Estoy hasta orgullosa del resultado, vamos.

Zirbêth, aburrida de traducir historietas carpinteriles.

UNA PEQUEÑA LIBERTAD

Me vais a permitir que interrumpa el trabajo de traducción un segundo para un breve dispendio cognitivo-emocional en forma de exabrupto:

¡¡¡ME CAGO EN LA CONSTRUCCIÓN INTERIOR DE BARCOS Y EN LA MADRE QUE LA PARIÓ!!!

Zirbêth, mucho mejor ahora, dónde vamos a parar...

miércoles, agosto 03, 2005

NI IDEA

Lo que es no tener ni idea, vamos. El libro que estoy traduciendo, que mi jefe calificó de "mucho más sencillo que los anteriores", está siendo un martirio diccionarial. Listas de herramientas y componentes para construcción de barcos que estoy teniendo que buscar, muchas veces, en Internet a base de fotos. Está lleno de eso que en inglés se llaman idioms, es decir, frases hechas, y para rematar la faena, el libro está editado en páginas de a dos columnas, con lo que cada líneas contiene una media de entre cinco y siete palabras. El proceso para traducir que uso consiste, más o menos, en leerme un párrafo, asegurarme de que lo entiendo, buscar las expresiones que me hacen dudar y masticarlas. Después, me leo una frase y me pongo a traducirla, pero siguiendo líneas, más o menos, que suele coincidir con pedazos coherentes de información. Pero con las columnas la cosa cambia. Aparte de las pocas palabras por línea, muchas palabras se cortan, y eso en un idioma cuya ortografía es de lo más difícil de barruntar no hace sino complicar aún más las cosas. A eso, sumémosles mi astigmatismo, y ya tenemos la gracia completa. Acabo mareada, Esta traducción, en definitiva, me está resultando mucho menos rentable en lo que a tiempo se refiere. Menos mal que no son muchas páginas, que si no...

Zirbêth.

martes, agosto 02, 2005

PORQUE, VAMOS...

Yo soy de las que sueño amenudo con que vuelo. Y ya sea como superhéroe, como vampira, como mutación, como maga o bruja, siempre me ando con muchísimo cuidado con los cables. Nuestras ciudades están plagados de ellos, y no está bien ir rompiéndolos ni es recomendable darse contra ellos. Pero nada, en las pelis de superhéroes rara vez tienen eso en cuenta, salvo si se quiere utilizar como medio de provocar un accidente.

Yo voy siempre con pies... bueno, "alas" de plomo. Que hay cables muy indigestos, con muchos voltios que hacen pupa si sigues siendo un mortal normalito (o inmortal), o causando destrozos y daños colaterales si te la repampinfla porque eres megapoderoso de la ostia. Imagina dejar sin teléfono o sin suministro eléctrico a toda una ciudad cuando tu ibas a comprar dodotis para el nene, así, en una emergencia.

En cambio, ahí tienes a la antorcha humana haciendo destrozos de cables y atmosféricos allá por donde pasa, pero el malo es el que roba la electricidad, él es el (supuesto) tío bueno y héroe. Y lo de que espíderman vaya de edificio en edificio... en mi calle iría de cable en cable, y eso con suerte: menudas torrijas se iba a meter cada dos por tres. Imaginad, ya puestos, por la noche. Es que sería un accidente tras otro. Claro que, en los USA, seguro que metían los cables bajo tierra para salvaguardar a los superhéroes, aunque lleven años pasando del impacto mediambiental. Por favor, donde vamos a parar, que los pajaritos no venden, pero los tipos forzudos en mallas ya son otra historia...

Así que, nada. Yo segurié volando con precaución y realismo. Estos del cine no piensan en lo que hecen...

Zirbêth.

lunes, agosto 01, 2005

YO NO QUIERO SER POBRE

Supongo que nadie quiere, pero es que he estado en un par de librerías y mi pobreza me pesa aún más en ese momento. Mi pobreza de niña de clase media baja con estreses profesionales y en busca de trabajo, si ustedes me entienden.

Sin embargo, de vez en cuando, alguien se apiada, o se despista, y te encuentras chollos: como la trilogía de El señor de la guerra, de Bernard Cornwell, por tres euros cada ejemplar en tapa dura. Me leí El rey de invierno en Valinor, en inglés, y me gustó mucho, y me dio mucha rabia irme sin haber encontrado los dos que le seguían. Pero, ya ven, por nueve euros ahora los tengo todos y en edición de tapa dura.

Si añadimos esos tres libros (sí, me lo voy a leer en español ahora) a los que ya tengo en la mesita, tengo lectura entretenida e incluso alguna de mucho disfrutar para rato. Una pena no seguir en la playa, donde andar y leer eran mis principales ocupaciones.

Por cierto, ha llovido un poquitín. ¡Cómo huele a mojado!

Zirbêth.

UN CONSEJO Y UNA SÚPLICA

Si no habéis ido aún a ver Los 4 Fantásticos, no vayáis. No merece la pena, es bastante floja/mala.

Si alguien se ha leído ya el último de Potter, ¡por favor, que se manifieste! Y si no es así, piedad, leedlo, que necesito comentarlo y nadie me deja decir nada.

Snif.

Sob.

Buaaaaaaa...

Zirbêth.