PIPELUDO
Debía tener mi primilla Lucía unos tres años cuando vio La Bella y la Bestia, de Disney. Y la vio, y la vio, y la vio... Se sabía las canciones, con su media lengua, que era una gozada. Cuando llegaba el momento en que el malo de la peli, Gastón, se cantaba a sí mismo de manera insoportablemente narcisista, coreado por los paletos de la taberna y las tres rubias tontas que hacían las veces de triste contraste femenino a la protagonista, Lucía se levantaba indignada. Cantaba él aquello de "Y soy más peludo que un oso polaaaaar", y ella le espetaba "¡Pipeludo!" Y es que allí descubrió, a tan tierna edad, lo que es un tío petardo, fantasma, cobarde y machista. Pero, claro está, ella lo resumió de un modo mucho más sencillo, medio inventándose una palabra que resumía tan deplorables cualidades másculinas: Pipeludo.
Así que, mucho ojo. Que desde chiquititas os ven el plumero y os calan a la primera. ¡Pedazo de pipeludos!
Zirbêth.
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