sábado, julio 29, 2006

CONTINÚA LA BÚSQUEDA

Pues sí, seguimos buscando compañero de piso. Es difícil por muchas razones.

Para empezar, da cierto yuyu siempre meter a un perfecto desconocido en casa. Piensas que tendrás que salir y dejar la casa sola, y ese tipo tiene las llaves y, oh Valar, lo mismo esas cuatro mierdas a las que tanto afecto tienes pueden desaparecer. O, simplemente, puede tocarte alguien con poco sentido de la discreción y, aunque no te desvalije, cosa harto de agradecer, igual se da un garbeo por tus interioridades ocultas en cajones, armarios, estanterías o, para qué negarlo, tiradas en cualquier rincón descuidadamente. Todo eso y que, además, con el calor que hace, en esta casa acostumbramos a dormir con las puertas abiertas y la ropa mínima imprescindible, y eso, al menos por un tiempo, se acabará. Y eso que una no es especialmente cortada a la hora de pasearse en topa interior, pero hace falta un mínimo de confianza y saber que al contrario le da igual porque ni zahiere su sentido de la intimidad, ni le pones lo más mínimo.

Pero, además, hay otro aspecto menos general que nos está costando superar a la hora de escoger compañero de piso: que somos frikis y nos gustan los frikis. No me imagino a nadie viviendo bien en esta casa que no sea mínimamente capaz de convivir con el desorden que precede a un rol en vivo, a una mereth, a una feria medieval o a cualquier otra iniciativa típica de los dos actuales inquilinos de la casa. El salón es tomado con increible frecuencia como taller de trabajo o costura, como sala de reuniones de masters o tolkiendilis frenéticos o, ya menos a menudo, como improvisada sala de lectura, cena hobittica y posterior acampada. Nuestra casa es lugar de tránsito de muchos amigos de esos que se hacen en lugares distantes y ocasiones mágicas, y, la verdad, queremos que siga siendo así el mayor tiempo posible.

De manera que nuestro fututo compañero de piso debería ser, como poco, tolerante con los frikis pero, deseablemente, friki hasta la médula, fan de partidas de rol de mesa y en vivo, de esos que al ver un salón lleno de trajes y cotas de mallas babée de felicidad y para quien tener un montón de gente durmiendo en el salón no sea un problema, ni aunque sean diez personas y estén sobre mantas y colchonetas de camping.

Y así estamos. Esperando con ansiedad y carita del Gato con botas de Shrek II a ver si aparece un alma friki trilliza que nos libre de la búsqueda y de, por supuesto, tener que pagar nosotros la diferencia de alquiler por la falta de tercer habitante.

Ejem. ¿Algún friki en la sala?

Zirbêth, compuesta y sin compi de piso nº 3.

sábado, julio 22, 2006

EN TIEMPO DE CRISIS, NO HAGAS MUDANZA

Es una frase estupenda que me dijo ayer una chica en la piscina en que trabajo.

Lamentablemente, no siempre es posible porque, ya se sabe, la vida te exige que tomes decisiones cuando a ella le da la gana, y no cuando a ti te viene mejor.

El smial, es sin duda, una causa muy noble, así como preparar con ellos futuros eventos y demás. Pero siguiendo mis propios preceptos (ver post del duodécimo mandamiento), ni la más noble de las causas justifica que jodas a los amigos.

Desgraciadamente, yo paso fases en que no soy yo y jodo a los amigos, así que mejor dejo las cosas como están, y me hago a un lado para disfrutar como espectadora. A mis nervios les va a venir muy bien, y siempre me puedo embarcar en otros proyectos donde, con suerte, mis crisis de ansiedad no afecten tanto a quienes me rodeen.

Si cuando digo que las crisis de ansiedad son una putada y que me destrozan la vida, lo digo en serio.

Así que, nada. Voy a hacer lo que debo hacer. Dedicarme a mi vida y no complicármela más de lo que mi química cerebral, ella solita, ya lo hace. Es decir, voy a hacer eso de lo que se me acusa: voy a ser egoista una temporada.

Mudanza, a fin de cuentas, en época de crisis. Aunque también se puede ver de otro modo: soltar lastre para poder seguir flotando.

Zirbêth.

miércoles, julio 19, 2006

SUPONGO QUE YA TOCABA

Uno odia las cosas a veces sin saber muy bien por qué las odia. Bueno, yo ya he recordado porque odio como odio el verano y el calor. Menos mal que me fui del otro sitio, porque en este estado hubiese sido demasiado vulnerable.

Zirbêth.

domingo, julio 16, 2006

EL DUODÉCIMO MANDAMIENTO

Quien más, quien menos, conoce los diez mandamientos, aunque sólo sea por la insidiosa repetición sistemática en la tele, todas las navidades y semanas santas, de la peli de Charlton Heston.

Todo el mundo, sin excepción, conoce el undécimo mandamiento: no comer delante del hambriento. Más que nada, ya se sabe, aplicado no a la necesaria ingesta de alimentos en pro de la supervivencia, sino al tratar de no urgar en la herida del ego de quien no se come un colín pegándose el filetazo delante de él o ellos.

Pero, señores y señoras, hay un duodécimo mandamiento, tal vez no tan popular por no haberse expresado en verso y versar sobre sexo, pero que debería ser tan sagrado, al menos, como cualquiera de sus once hermanitos.

Como anoche dormí menos de tres horas, estoy agotada y con un estado de ánimo rozante en el más puro "berserkerismo", no voy a tratar de hacer florituras y formularlo de manera que todos lo vayan a recordar y repetir hasta popularizarlo. Me siento incapaz. Pero, básicamente, se trata de lo siguiente: no jodas a tus amigos ni por la más noble de las causas. Es más, si la causa es noble, jódelos menos aún, que si no la buena acción se degrada y queda en agua de borrajas. El espíritú de sacrificio y la solemnidad me encantan, pero siempre y cuando se hagan voluntariamente y sin fastidiar al prójimo.

Porque ciertas cosas se pueden hacer bien, que digo, muy bien, sin que para ello haya que dejar a nadie colgado. Porque para hacer feliz a alguien, hay que tratar por todos los medios de no hacer infeliz a otro. Que para transmitir el amor por y la magia de ciertas cosas, no se puede ir por la vida despreciando a quienes carecen de ello.

A buen entendedor, ya le sobran bastantes palabras.

Zirbêth, hasta los ovarios.

sábado, julio 15, 2006

LAPSUS

De tiempo. La verdad es que no tengo tiempo. Ni para escribir ni para, sencillamente, sentarme frente al ordenador. Además, da calor el maldito. Así que, bueno, va a ser una temporada sin demasiados posts. Espero que paséis un feliz verano.

Zirbêth.

martes, julio 11, 2006

NUEVO RECORD

Anteanoche dormí en Aranjuez, y tardé por la mañana cuarenta minutos en llegar al curro. Y Aranjuez está a más de 30 kms de Madrid...

Hora y tres cuartos tardé ayer en llegar a casa. No pasó ningún autobús de los que necesito en cincuenta minutos. Para cuando pasó, claro, yo ya me había ido a explorar nuevas posibilidades. Hoy estreno combinación de bus y metro. A ver si, con esta, tardo algo menos... Aunque hoy, eso sí, llego tarde, porque necesito un bañador y las tiendas no abren hasta las diez. Un bañador, unas gafas de sol y un potingue que me proteja el pelo un poco del efecto nocivo-destructor del sol y el agua.

En unos meses, emigro.

No me miréis así, que ya sabéis que soy culo de mal asiento.

Zirbêth.

domingo, julio 09, 2006

RUTINA VERANIEGA

Consiste en lo siguiente:

- 08:30: levantarse.
- 09:30: salir de casa pal curro.
- 10:30: currar (si he conseguido llegar a tiempo, porque Madrid está imposible).
- 15:00: parada para comer y siesta si se tercia (todo allí mismo, en el curro).
- 16:30: sigue el curro.
- 21:00: termina el curro, y para casa.
- 22:30: llego a casa (odio, odio, odio Madrid: hora y media en recorrer menos de 8 km) y toca cenar, ducharse, hablar con alguien por teléfono y dormir.

Durante las horas de curro, dependiendo de cuanta gente aparezca por la pisicina, a ratos puedo leer. No me quejo, porque puedo bañarme (sin abusar, que quiero tener pelo al final del verano) y la gente se porta estupéndamente (incluso los adolescentes) por el momento. Lo que me saca de quicio es tardar tantísimo en ir y venir de un trabajo que, en realidad, no está tan lejos. ¿He dicho ya que odio Madrid?

Zirbêth.

domingo, julio 02, 2006

TIENE RAZÓN

Ayer, volviendo de Uclés, un amigo llamó a M. Un amigo que, hace poco, estuvo viendonos en nuestra salsa durante el mercadillo medieval que hicimos para la parroquia. M. y su amigo hablaban de presuntas fiestas universitarias y de amigos estudiantes. Ambos se quejaban de aburrimiento, de pesadez, de sinsentido/sinsabor. Y M. resumió: es que después de conocer la STE y lo que hacemos, todo lo demás parece una mierda. .

Por más que se empeñen en hacernoslo creer, no todo el mundo busca al llegar el fin de semana aturdirse con drogas, ruido y consumo. No todo lo que hacemos responde a una de las dos funciones requeridas: producir o consumir.

No podrán con la esencia del espíritu humano.

Zirbêth