jueves, noviembre 08, 2012

UNO DE ESOS DÍAS...

Hoy está siendo uno de esos días en los que matar me parece una estupenda opción como manera de solucionar los problemas del mundo. Los problemas del mundo en general y de los míos en particular. Y sólo son las 3 de la tarde. 

Sí, sí, ya lo sé. Matar es malo. Normalmente estoy de acuerdo. Por no matar, hasta evito matar avispas, pese a que su picadura me puede mandar al otro barrio. Me declaro pacifista convencida.... hasta que la frustración me puede. La frustración es la emoción que más intensamente me afecta, más incluso que el odio. El odio me fluye lento por las venas, y no creo que pase nunca de unos saludables 40º C. En cambio, cuando me frustro, noto perfectamente como se me tensa cada músculo del cuerpo, se me dilatan las pupilas, el corazón se me desboca y la sangre me hierve sin rastro de contención. Si la frustración fuese mi "fuerza", sería el jedi o sith más poderoso del universo. En mi caso, no es el miedo el que lleva a la ira en el camino hacia el lado oscuro. Lo que desata mi demonio interior es la frustración, porque es quien abre la puerta a los sentimientos negativos. Y una vez la frustración hace presa en mí, controlar mis instintos asesinos se convierte en una batalla digna de alguna epopeya donde yo fuese mi propia Némesis.

Me resulta de lo más desagradable y angustioso. Como si fuese un espectador de mi propio estado, veo mis ojos como los idem de buey de un barco que se estuviese hundiendo en un mar sanguinolento. Conforme la esclerótica se va cubriendo de rojo, mi capacidad de razonar y mi paciencia desaparecen, un mutis por el foro que, de tener un arma a mano, acabaría en las vísceras de más de uno como telón de fin del espectáculo.

Pero lo realmente dramático de la frustración no es la violencia, que nunca se llega a desatar porque, pese a todo, una tiene el autocontrol suficiente para no dar a parar con sus huesos en la cárcel por un momento de (¡oh, sí!) sublime liberación. Lo triste, penoso, patético, es que dejo de ser capaz de aprender o de comunicarme (todo ell poroducto de nuestra capacidad de razonar, aunque a veces lo dudemos al escuchar a muchos de los políticos en el gobierno). Así que la frustración se metamorfosea en torpeza mental que aumenta la frustración que aumenta la torpeza mental que... Os hacéis una idea, seguro. 

Así que hoy ha sido uno de esos días en que la frustración me ha jodido la mañana en el cole. Mi profesora, una buena profesora pese a los peros que yo le pongo, peros que tienen más que ver con la metodología de la escuela que con sus propio hacer, me ha tocado la moral. No quiere que usemos otros idiomas en clase, lo cual está muy bien... en teoría. Pero, a ver, si yo no sé el suficiente alemán para decirle que no entiendo algo, lo explica otra vez en alemán, sigo sin entenderlo, lo explica otra vez en alemán, sigo sin entenderlo (aplíquese aquí un bucle de unos 7 minutos de duración), pues al final, por no interrumpir más la clase, pues lo dejo estar. En el caso de hoy, la cosa ha sido peor, porque cuando le he dicho que no entendía de qué iba un ejercicio de examen, no lo ha explicado en el momento, lo ha hecho al rato, cuando yo ya había pasado del ejercicio y estaba con otro. Ni siquiera se ha molestado en llamar mi atención cuando lo ha explicado. Resultado: lo que he hecho en el ejercicio no tiene nada que ver con lo que había que hacer, así que ya he perdido, tranquilamente, 6 puntos de la prueba. Al final del examen, un compañero me ha contado en que consistía el dichoso ejercicio, así que me he frustrado todavía más. Sigo sin saber el suficiente alemán para explicarle a la profesora lo ocurrido, y ella sigue sin dejarme usar el inglés para aclarar lo ocurrido. Que lo intente decir en alemán. 

Cojo el diccionario y construyo una frase que inicia la explicación abreviada, cosa que me lleva varios minutos, durante los cuales ella sigue explicando y yo me pierdo la nueva materia. Cuando se la leo, ya fuera de horario de clase, y le intento hacer entender que si no logro comunicarme no aprendo, y que si no aprendo para que mier... Ya me está volviendo la frustración, leñe. 

Inspirar, 1,2,3, expirar. Bis. Re-bis.

Lo que quisiera que esta mujer entendiese es que, para aprender cualquier cosa, y especialmente una lengua, hay que lograr cierto grado de comunicación. A veces, para que exista dicha comunicación, hay que ser un poco flexibles, porque de lo contrario no se aprende o se aprende mal. Y cuando se aprende algo mal, luego hay que "desaprenderlo" para poder aprenderlo bien. Es una pérdida de tiempo y esfuerzo. Los maestros y profesores no sólo están ahí para soltar el rollo, también tiene que ser capaces de ayudar a sus alumnos, a los más brillantes y a los que no lo son tanto.

Para colmo, cuando esto ha sucedido yo ya estaba algo frustrada, porque minutos antes, durante los ejercicios de escuchar, el niñato que tenía al lado se ha puesto a hacer ruido con los papeles y a resoplar, con lo que no me he enterado bien de lo que se decía en los diálogos. Cuando ha parado el diálogo, le he pedido por favor que no hiciese ruido, que no me enteraba, a lo cual su respuesta ha sido (eso sí, una vez ha terminado el examen) una serie de exabruptos en inglés donde la expresión fuck you ha salido varias veces a colación. Básicamente, que me dieran porque yo no tengo derecho a hablarle así, que no le conozco, etc. Mi respuesta, muy educada, ha sido que no necesito conocerle porque su mala educación ya le ha dado a conocer, y que le va a ayudar con el acusativo Rita la cantaora (me pidió dos días antes que se lo explicase).

Y es que este chaval es bastante impresentable, aunque parece ser que es la manera de ser generalizada de su paisanos. Otro compañero de clase, de su misma procedencia, ya me advirtió al respecto. El primer día de clase me sorprendió que, teniendo un compatriota, no tratase de hablar con él y se viniese conmigo. Me explicó que conoce bien a los suyos, y me dijo que, en general, eran mala gente, compañía poco recomendable, etc. Me quedé un poco a cuadros y le dije que le diera una oportunidad, que cada persona es un mundo. Hoy, al salir, he tenido que darle la razón, al menos en lo que a este individuo se refiere. Llega sistemáticamente tarde, no se sienta en la silla, se espurrea de mala manera, nunca está atento y, cuando le toca preguntar en diálogos improvisados, como no sabe por donde vamos lo que pregunta o contesta no viene a cuento, lo hace riendo como si estuviese de broma y jode el ritmo de la clase. Hasta se ha dormido sobre la mesa durante la clase... Así que lo de hoy no ha sido sino la constatación de un hecho: es un gilipollas y no hay por donde cogerlo. 

Lo bueno es que tengo a mi hermana, amigos, conocidos y hasta desconocidos con los que desahogarme. Porque si algo me caracteriza es que no me corto un pelo y hablo con quien haga falta (siempre y cuando hable mi idioma). A estas horas, ya sólo tengo sueño. 

Zirbêth.