lunes, septiembre 06, 2010

AMOR VERDADERO

Ríos de tinta y autopistas de celuloide se han desperdiciado tratando de transmitir, convencer, demostrar lo que es el amor verdadero. ¿Quien no recuerda, por ejemplo, La princesa prometida y el rollo ese del sueño dentro de un sueño? ¿O a los emos Romeo y Julieta, tan atolondrados por el efecto de la dopamina desatada que van y en vez de volver a insertar moneda les dio por el rotundo game over del suicidio? Y así, cienes y cienes de ejemplo. Pasad de la literatura. Del cine. Hasta de la música. Yo sé lo que es el amor verdadero. El verdadero amor verdadero, de verdad de la buena, es lo que siento por estos tres elementos:

                                                          Maléfica

                                                          Korven
                                                                  
                                                          Narsil


Cuando volví a casa tras las dos semanas de vacaciones de este verano, me encontré:

- Arena de gato por todas partes.
- Cacotas secas con las que, probablemente Narsil, se había dedicado a emular a sus héroes del balón y luego había dejado olvidados en cualquier parte.
- El armario abierto y toda la ropa que había dentro descolgada y convertida en lo que sólo podría describirse como cojines del revés, de la de pelo que tenían pegados.
- Las esquinas de sofás y cama cual coladores.
- El carro de la compra descuartizado y sus restos abandonados en el suelo del salón.
- Huellas de gato como para que Sherlock Holmes sufriera un agudo y crítico ataque de impotencia deductiva histérica y acabase en un psiquiátrico.
- Sacado toda la ropa interior de los cajones y espurrearla, ni siquiera homogéneamente, por todo el dormitorio.
- Vomitado, orinado y otros verbos vilmente conjugados de similar terminación e índice de asqurosidad en suelos, sofás, polletes de la cocina, bañera y demás recónditos rincones en general.
- Mis libros, objetos sagrados e inviolables, tirados por el suelo y llenos, también, de pelos y huellas.
- El cadaver de uno de mis cargadores de móvil frente al frigorífico.
- Su bolsa de comida abierta y no precisamente por la zona del abrefácil, y cientos de croquetitas secas por toda la cocina.

No os aburro más, pero la escena era dantesca. De la parte del Infierno, por supuesto. Para completar el cuadro, yo llegaba cargada como una mula tras nueve horas de infame viaje en tren litera y otras dos y pico en cercanías, con las manos doloridas por arrastrar la maleta y más sueño que una marmota en pleno enero.

Tras achucharlos una media hora... Bueno, tras achuchar a Maléfica y Korven una media hora, porque a Narsil no le vi el pelo hasta que me enfrenté al horror de pelos que habían organizado en el armario, donde se había escondido en lo que es su habitual estado de paroxismo miedoso... Como decía, tras eso me tiré doce horas de intensa y sudorosa limpieza exhaustiva que dieron al traste con las reservas de energía que había logrado traerme de mis vacaciones en Blanes. Ni escuchar la banda sonora de Mamma Mia que me había regalado mi dulce amor pude, porque no quería sacar de la maleta nada hasta que hubiese un sitio limpio donde poner las cosas.

Las fotos que muestran a mis amados felinos las he hecho a la vez que escribía este post, más que nada como prueba gráfica de que no los maté y devoré sus cadáveres pese a las múltiples razones que me habían dado para ello (y a que tenía la nevera pelada).

Si eso no es amor verdadero, nada lo es.


Zirbêth.

5 Comments:

Blogger Peloxo G said...

En mi opinión, creo que ya te la dije alguna vez, te estás ganando el cielo con ellos...

Alguien quiere barbacoa de gato?

12:17 a. m.  
Blogger Azelaïs de Poitiers said...

Eyyy y luego se quejan por aquí del comportamiento de mis felinas. Que sí, que Nuala tira las piedras fuera de la bandeja, pero es que le gusta tener el baño muy limpio, al parecer. Bueno, y dejan todo lleno de pelos, eso también. Y sí, alguna vez que están nerviosas se han meado en lugar indebido, pero no todo junto, jajaja

4:02 p. m.  
Blogger Beatriz A. Sotomayor Fontealba said...

Es amor verdadero sin duda... el mismo que siento por mi gatita Luz. Ella es de lo más señorita eso sí, sale por las mañanas y las noches, sin que nunca se pueda encontrar por allí algún rastro de su paso por el sanitario... la adoro, es la "Neina" (...reina) de mi casa.

10:04 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me sumo a Pelotxo, pero mejor una paella...


Snaga

9:40 a. m.  
Blogger Shimot said...

Ya me estabas comenzando a gustar, pero con gatos, nada que ver, no los odio pero pienso que el mundo estaria mejor sin su minina presencia.
En verdad eso debe ser amor verdadero. Cuando alguien no tiene hijos tiene que amar los gatos, perros, cocodrilos, elefantes, etc.
Algo debes amar en este mundo, o no vas al cielo.

10:37 p. m.  

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