lunes, agosto 08, 2005

LAS OLAS DE CALOR Y EL AIRE ACONDICIONADO

Trabajar en casa tiene sus ventajas: te levantas y no tienes que ducharte, vestirte, adecentarte, salir corriendo... No, te levantas, enciendes el ordenador y, así, en pijama, sin peinarte y con las legañas en los ojos (últimamente muchas, tengo conjuntivitis), te sientas frente al ordenador y te desayunas una taza de lo que sea mientras lees el periódico digital y un par de blogs, o los que te den tiempo. Nada de salir corriendo a coger el tren, metro, autobús o lo que sea, nada de pasarte horas en un lugar donde no puedes levantarte e irte a hacer la compra, ver un rato la tele o charlar con alguien un rato, y mucho menos recibir visitas.

Sin embargo, y pese a todas estas ventajas, hay algo que hecho de menos de cuando trabajaba en oficina: el aire acondicionado. Al menos, estos días de tantísimo calor que me dejan atontada a parir de ciertas horas y no hay nada que se pueda hacer, ni dormir, ni leer, nada. Ducha tras ducha, empapadita me vuelvo frente al ordenador a ver si consigo permanecer atenta a lo que hago al menos media horita. Pero se me derrite el cerebro, sudo hasta por los párpados y mi pobre ventilador sólo consigue remover aire caliente, pesado, pastoso. Y si yo me derrito, no hablemos del ordenador, que noto perfectamente que no funciona igual de bien que en invierno. El pobre también debe estar haciendo trabajar horas extras a su ventilador.

Cual pescadilla que se muerde la cola, el aire acondicionado y la ola de calor trabajan mano a mano para hacer de nuestras ciudades hornos cada vez más eficientes. No es extraño que salgas a la calle y de repente recibas una contundente bofetada de calor que sale de algún comercio, restaurante o vivienda privada. El aire acondicionado no es algo que usemos como medida de emergencia. Es llegar el verano y se pone el aire, a veces incluso llegando a quedarte congelado mientras te tomas un café. El ser humano, en cuanto puede permitírselo, se dedica a disfrutar de los lujos tecnológicos sin pensar más allá. Y, así, cuando el verdadero calor llega, ese calor de más de treinta grados a la sombra incluso a las doce de la noche, los aparatos esos contribuyen y empeoran la situación en las calles, subiendo las temperaturas incluso más de lo que ya lo están.

Un amigo, estudiante de Física, que disfruta mucho con esto de los cálculos en casos prácticos, se puso a echar cuentas a grosso modo sobre el efecto que tienen los aparatejos esos en cuanto a elevación de la temperatura, y le salió algo así como que, tirando por lo bajo, llegan a elevar la temperatura como medio grado.

Y yo me pregunto, ¿qué efecto a largo plazo tendrá tanto aire acondicionado en nuestro planeta? ¿Cuánto tiempo de vida hay que restarle al planeta? En fin, igual estoy siendo un tanto catastrofista.

Zirbêth.

1 Comments:

Blogger Aldebarán said...

Ya había yo pensado en esto, pero nunca le he metido números. Generamos calor mientras huímos del calor.

8:20 p. m.  

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