sábado, febrero 04, 2006

SIN QUERER

Cuando abrió la puerta y se encontró a su vecino furioso llevando sujeto del brazo a su hijo, supo enseguida que tenía un pequeño gran problema. Primero habían sido los macizos de petunias del jardín pisoteados con saña. Unos días después, los peces muertos en el estanque por intoxicación con jabón. Más tarde, las ruedas desinfladas del coche. Y, aunque en cada una de las ocasiones había regañado y castigado a su hijo cada vez más severamente, éste seguía con sus incursiones de ostigamiento a la casa de su vecino. ¿Qué era lo que fallaba? ¿Tenía en casa a un pequeño delincuente de siete años? Y es que, aunque su vecino le callese fatal y no lo soportase, aquello no podía continuar.

La respuesta era, sin embargo, era bien sencilla. Cuando hablamos, no sólo emitimos información verbal, sino que nuestro cuerpo entero manifiesta con gestos y movimientos muchísima información adicional. Los niños pequeños, cuya habilidad con el lenguaje no está tan desarrollada como la de los adultos, son mucho más receptivos a esa información que, queramos o no, no podemos evitar transmitir. Así, de manera inconsciente, este padre, al regañar a su hijo, no podía evitar contradecir con su rostro y su cuerpo lo que sus palabras decían. Y era así porque, en el fondo, que su hijo atentara contra las propiedades del vecino le satisfacía, le gustaba y de manera indirecta cumplía con sus mismos deseos: molestar y sacar de sus casillas a ese vecino que tan mal le caía. El pequeño de siete años sabía esto de manera inconsciente y se "esforzaba en complacer" a su padre.

Este ejemplo ilustra el trabajo de los investigadores de la comunicación no verbal: esa que es anterior a las palabras, que muchas veces llamamos intuición pero que tiene una base real debajo, que desarrollamos desde que estamos en el útero y que, aunque sea de manera inconsciente e incluso despreciada en muchas ocasiones, está ahí, es parte de nuestros medios de comunicación y relación con los demás seres humanos y que, aunque sólo sea por lo entretenido que resulta experimentar con ella, debemos tener en consideración.

Yo, os recomiendo aprender cosas sobre ellas. Es muy interesante, de verdad.

Zirbêth, comunicándose.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es facil engañar con la palabra pero con el cuerpo, sus posturas y gestos, las formas de moverse, andar, agitar las manos, la expresión del rostro..... ya no resulta tan sencillo.

Besos

12:47 p. m.  

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