sábado, enero 28, 2006

ODIO LOS SÁBADOS

No, no me he vuelto loca, ni nada por el estilo. Cuando digo que odio los sábados, me refiero a que odio los sábados en El Corte de Mangas. Sexto día de trabajo de la semana, la vorágine de compradores y "tocaovarios" que se dan cita me enerva y agobia. Me pone de muy mal humor, porque muchos de ellos llegan de muy mal humor, con muy malos modos y te trata como si fueses un clinex (para usar y tirar). Y es sábado, sexto día trabajado, y la dosis de empatía se me ha acabado o anda muy justa, así que lo de "entender" que es que están estresados, a lo mejor usando su único día a la semana para ir de compras, cansados como yo de su semana de trabajo, pues como que no me sale. Pero, y con perdón, ¡al carajo! Porque, por el modo de tratarnos demasiadas veces, queda meridianamente claro que la empatía, ellos, ni olerla. Vamos.

Y, así, no resulta que esté loca: odio los sábados porque son el día más estresante de trabajo y, para colmo, el que menos vendo casi siempre. Sábados que, a partir de la semana que viene, y durante unas breves pero deliciosas semanas, serán míos y solo míos.

Aish, que ganicas tengo de despertarme un día y no tener nada de nada planeado para hacer: ni trabajo, ni smial, no amigos. Nada. Sólo yo, mis uñas y la barriga para rascarla.

Zirbêth, con los pies al doble del volumen normal (justo lo contrario que los embalses españoles, vamos).