lunes, febrero 13, 2006

FANATISMO

Leo y releo, aquí y allá, noticias, reflexiones y opniones sobre lo que llamaré "la crisis de las caricaturas". Leo, sobre todo, a causa de los medios que suelo frecuentar, llamadas a la defensa de la libertad de expresión, al no dejarse atemorizar, a evitar dar la razón a medias.

Mi opinión, manifestada en otros sitios antes de llegar a escribir este post, puede leerse y encuadrarse en la de los miedosos y seguidores de las medias tintas. Pero sólo trato de ser prudente desde un punto de vista que aprendí, hace mucho tiempo, en una clase de Historia Antigua (si no recuerdo mal).

Hablabamos en esa clase de costumbres de aquellos ancestros nuestros, de cómo ajusticiaban a sus semejantes por razones determinadas debido a delitos, o debido, sencillamente, a sus creencias religiosas. Y yo, inculta en esos momentos más incluso que ahora, me "escandalicé". ¡Qué bárbaros, cómo podían hacer eso! Y cuando pasamos a estudiar la situación de la mujer en aquel mismo entorno, ya sí que mi asombro llegó a sus límites y no fui capaz de callarme. Me dejaron hablar, pero me dieron luego una lección que no he podido olvidar.

Cada civilización, cada pueblo, va evolucionando según su propio ritmo. No podemos juzgar a nuestros antepasados desde nuestra óptica contemporánea, porque nosotros no somos ellos y muchos cientos de años han pasado hasta llegar a ser los que somos. Muchos cientos de años dolorosos con cambios que apreciamos y disfrutamos ahora, pero que en su momento costaron la vida a miles de millones de personas, han tenido que pasar.

Pero hemos llegado a este presente nuestro, no perfecto en cuanto a libertades y justicia, pero que sin duda nos parece mucho mejor que el de nuestros antepasados. Y nos parece mejor porque nosotros fuimos quienes muchas veces luchamos por ese cambio. Bueno, no nosotros, nuestros antepasados, que antes de lograr los cambios pensaron y hablaron mucho sobre ello, y nos transmitieron el valor que le daban a esos cambios. Sin dejar de apreciar nuestro pasado por lo que fue y a donde nos ha llevado en el presente, esos cambios se han logrado a lo largo de los siglos gracias a la voluntad y acción de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc.

¿Cómo nos sentiríamos si alguien, en otra civilización que ha seguido un devenir histórico diferente al nuestro, por la fuerza de las amenazas que suponen un armamento bélico y un desarrollo tecnológico y económico mayores, decidiesen que "estamos equivocados y vamos por el mal camino" y viniesen a "darnos" lo que de verdad es lo mejor? Eso sí, todo este discurso a la vez que se llevan nuestros recursos naturales y nos explotan como mano de obra barata, o lo que es peor, nos "civilizan y democratizan" a bombazos.

Soy hija de mis cultura, y sí, creo que el fanatismo religioso que lleva a tantas personas a morir, que mantiene a las mujeres relegadas y dominadas, etc., no son lo mejor. Que nuestra lucha por mejorar esas situaciones que no hace tantos años eran las nuestras y nos ha permitido vivir ahora mejor, es deseable para aquellos que no la tienen en otros lugares del mundo. Pero también creo que esos cambios han de obrarse por el deseo y la lucha de esos mismos pueblos, y no por una imposición externa. Que cada vez que atacamos sus creencias, les damos armas a los que usan las mismas (y la pobreza, el analfabetismo, el miedo, etc.) para mantener a esos pueblos sojuzgados.

Si algo deberíamos no olvidar es el precio que hemos pagado por nuestros cambios, y el daño que el colonialismo ha causado allá donde nos hemos plantado con nuestra superioridad occidental como argumento y razón para cambiar las cosas a lo bestia. ¿Es que no hemos aprendido nada?

Por eso, hablo de prudencia. Porque sabiendo como sabemos que cualquier cosa que hagamos o digamos será utilizada para someter aún más a los que ya están sometidos, estoy convencida de que podemos encontrar mejores modos de propiciar que quienes desean los cambios, los logren por ellos mismos. Y, está claro, hay que mirar bien y analizar a que responde nuestro "interés" por ese cambio en otros pueblos. ¿Realmente se pretende ayudarles a vivir mejor y a ser más libres, o como viene siendo costumbre, las palabras libertad, democracia y libertad de expresión no son sino el manipulador disfraz de la expansión del capitalizmo feroz que responde a los intereses de personas, compañías y entidades muy concretas?

Por eso, no puedo dejar de pensar en que hay que ser prudentes. Muy prudentes.

Zirbêth.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Has hecho una reflexión extensa y profunda, intentando mantenerte equidistante y objetiva en todo momento. Yo creo que el referente siempre ha de ser el de los derechos niversales del Hombre (y las mujeres, no se olvide, puehasta para protestar en estos países están discriminadas).

Besos

12:53 p. m.  
Blogger Eowyn Zirbêth said...

Y han de serlo, estoy de acuerdo, pero mala cosa es imponer. Gracias por comentarme, aunque sé que no apruebas lo que digo. Un beso, Odyseo.

2:11 p. m.  

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