Y VOY YO, Y ME LO CREO

Ayer un comentarista me decía que esperaba un post mío sobre la victoria de Obama. Hay dos motivos por los que no he escrito sobre ello. El más impoprtante es porque lo que pienso, lo expresa mucho mejor Hugo, y la idea de repetir eso mismo con mis propias palabras me deja un regusto a copia en los labios.

El segundo motivo es, digamos, un resumen de lo que Hugo cuenta. ¿Cambio? ¿De verdad creéis que va a haber un cambio? Y no me refiero a algo realmente revolucionario, si no a cambios reales que beneficien a todo el mundo, por pequeños que sean.

Yo no lo creo, la verdad. Demócratas y republicanos son distinto çs perros con el mismo collar y una correa que llevan firmemente sujeta las grandes fortunas del mundo, eso que algunos llaman el gobierno mundial en la sombra. Le doy a Obama, como mucho, un par de años de maquillaje al estilo los dos primeros años de Zapatero, que hizo algunas cosas que fueron una mejora, pero dejó lo que importa sin cambiar porque, ¿quién va a enfrentarse a aquellos que les financian? En Estados Unidos como en España, los políticos cuyas cabezas vemos no son sino quienes sus amos les dejan ser. ¿Matrimonios gays? Por supuesto que me alegro, pero mientras los trabajadores sigamos siendo la mercancía más barata y prescindible del mercado, lo cierto es que todo lo demás es purita apariencia de política social.

Zirbêth, que pasa del pan y circo y de celebrar llegadas de falsos mesías.