jueves, noviembre 30, 2006

VARIOS

El lunes, fui a ver a mi nueva psicoanalista. No es que haya dejado a la anterior, ni cambiado de médico, no. Es que ahora tengo dos, una para la terapia y otra para la medicación. Me la han cambiado, porque al parecer la que tomaba me estaba produciendo efectos nada deseables (más allá de la retención de líquidos). A ver qué tal me va con la nueva. Tanto la medicación como la psicoanalista. Lo mejor, de momento, que vive unos números más abajo en mi misma calle.

Y fue ella la que me dijo que en Aranjuez, la protectora de animales, o mejor dicho el centro de recogida de animales, lo llevan unos chicos estupendos que siempre les buscan un hogar a los bichos que encuentran o les llevan. Me preocupaba mucho llevarlo allí, porque demasiadas veces las protectoras no tienen más remedio que sacrificar a los bichos cuando, pasado cierto tiempo, no encuentran dueños para ellos.

Así que el bichito diarreoso (no se le cortaba ni con el arroz en blanco) está ahora allí, hasta que se ponga bien, y después irá a un nuevo hogar. Al parecer, se lo van a quedar para que cace ratones en una empresa con naves. No sé, me da un poco de pena, porque el pobre bicho está traumatizado, se asusta por cualquier cosa, y si la nave es de una serrería, o algo por el estilo de ruidosa, va a pasar bastante miedo y no sé si se adaptará.

Lo de los gatos es una cruz. Si al verlos sufrir no los recojo, me siento fatal, y si los recojo, como no puedo quedármelos, lo paso fatal al tener que re-abandonarlos a su suerte en manos desconocidas. Esperemos que ningún gato abandonado aparezca en mi vida en una buena temporada...

Zirbêth.

1 Comments:

Blogger Azelaïs de Poitiers said...

Vaya, esperemos que le vaya bien al bichillo. A fin de cuentas le has salvado la vida... a saber cuánto habría aguantado en la calle.

Pero da penita ¿verdad? Yo también pagaría por no tener que encontrar nunca más un gatito abandonado, aunque los dos que encontramos el año pasado tuvieron buen final: Dana que se quedó con Marcos y Chispa (vaya nombre) que re-encontró a su dueño (el muy trasto se había escapado, no lo echaron de casa). Bueno, y luego están Iñigo y Marian, que no tuvieron más remedio que quedarse a Odín porque era un bicho precioso, jajaja.

9:52 p. m.  

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