LA VIOLENCIA ENGENDRA VIOLENCIA
Y las heridas que causa pueden llegar a no cicatrizar nunca. Dentro de poco hará un año de uno de esos zarpazos especialmente humillantes, y diestros (pues encima el agresor se mostró como la víctima), y los desgarros en mi alma aún siguen sangrando.
No hay peor herida que la que te hace desear la venganza más que nada en este mundo.
Zirbêth, ajena a la sutileza.
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