sábado, septiembre 17, 2005

FRESQUITO

Ayer pasé un calor tremendo y, por la noche, cosiendo eso que no puedo comentar aunque me muero de ganas, me tuve que poner el ventilador, porque el sudor me caía por las corvas de las rodillas y otras zonas del cuerpo. Pero, al cabo de unas horas, empezó a llover. No la lluvia que necesitamos, pero lluvia, al fin y al cabo. Y ha amanecido nublado, y tengo frío. ¡Qué sensación tan deliciosa! Disfruto poniéndome pantalones de algodón largos, una camiseta que tapa los riñones, calcetines (¡calcetines!) e incluso una sudadera. Ahora mismo, a través de la ventana abierta escucho y huelo la lluvia, con el vello de punta por el frío. ¡Cómo me gusta el otoño!

Zirbêth.