VACÍO
No es cosa mía. No es que yo esté mal de la cabeza, o sea inmadura. Si sólo fuese yo, no habría demasiado de qué preocuparse. El problema es que son cientos y cientos de personas, miles, millones, con esa sensación de vacío, de no saber muy bien por qué y para qué están aquí, qué hacer con la vida. Recuerdo a los testigos de Jehová llamando a mi puerta y haciéndome la pregunta de marras "¿Cuál es el sentido de la vida?", y me recuerdo a mí misma con una mirada entre socarrona e impaciente contestándoles "La propia vida", respuesta de lo más socorrida que, dependiendo del estado de ánimo que toque, es una gran respuesta o sólo una puerta a las demás incógnitas. El sentido de la vida, así, de modo genérico, me parece a veces una pregunta mucho más fácil de responder que esa otra más concreta que aparece en la vigilia y en el sueño de manera constante: ¿Cuál es el sentido de mi vida?
Y esa cuestión, de verdad, me resulta de lo más difícil de responder. Hay días que ni siquiera tengo claro qué me apetece hacer, así que imaginad si me planteo tratar de responder a la dichosa pregunta. Ni hablar. Es un abismo ante el que cualquiera sentiría vértigo. ¿O no?
Zirbêth.
2 Comments:
No he dicho que tenga que haber un único sentido. Probablemente, hay muchos, diferentes, cambiantes. No soy de respuestas absolutas, aunque muchos crean que sí. Excepto en ocasiones contadas, soy de lo más adaptable y flexible. Como tú con la cebolla...
no te preocupes, es un pregunta realmente difícil. Y en muchas ocasiones que la diva tome un camino no le da sentido.
No busques, encunetra. (no, no digo que búsques en páginas amarillas ;))
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