PIROPOS
Cuando L. por fin se atrevió a acercarse a H., un domingo al salir de la iglesia, las palabras se le pegaron al paladar y no dio pie con bola durante varios minutos. Finalmente, mientras las amigas de ella escondían las risitas tras los abanicos, él, muy serio, le dijo lo que tanto tiempo había estado pensando:
- "Eres máa hermoza cun conejo".
Lo crean o no, se casó con ella no mucho después.
Zirbêth.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home