LAS PEORES
Creo que las peores heridas son las que nosotros mismo nos inflingimos. Que esas heridas nos las hacemos muchas veces como resultado del miedo o la desesperación. Que ese miedo o desesperación suelen ser producidas por la pérdida del amor o su ausencia directa. Que perdonarnos a nostros mismo es más difícil, casi siempre, que perdonar a los demás. Porque, de algún modo, al no querernos lo suficiente no encontramos la fuerza para evitar hacernos daño y que buscamos en el amor ajeno la solución a nuestra falta de amor propio. Pero si no nos queremos nosotros, es muy difícil conseguir un amor sincero de los demás, porque de algún modo intuyen que tampoco a ellos les querremos de verdad. Que somos presas fáciles de la maldad ajena, de la manipulación personal y social cuando nos nos queremos. Que cuanto menos nos queremos más fácil es que nos hagamos daño a nodotros mismo y que luego nos cueste muchísimo perdonarnos.
Zirbêth
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