martes, julio 13, 2004

CAMBIO

Un escalofrío me recorrió el espinazo cuando, tras una breve pausa, bajó la mirada al suelo y dijo mi nombre. De sus labios mi nombre parece algo mucho más profundo. Sólo ha necesitado verme un par de veces para poder decirme lo que, he necesitado recordarme para evitar el pánico, ya sabía.

A veces, uno no quiere, no sabe o no puede ser sincero consigo mismo. Otras veces, simplemente no sirve más que para constatar la impotencia.

Decís que el cambio se huele en el aire o se siente en los huesos. A mí me duele en el corazón. No se pueden amar todos los cambios.

Zirbêth