martes, septiembre 04, 2007

DEUDA PAGADA

Hace dos años, me matriculé por primera vez en la Escuela Oficial de Idiomas. Hice matrícula oficial, pues pensaba ir a las clases. El primer día, entablé conversación con una mujer antes de entrar a clase, y luego nos sentamos juntas. Cuando la profesora dijo cuales serían los libros de texto que utilizaríamos en clase, resultó que eran los mismo del año anterior, pero en una nueva edición. Mi compañera de mesa, Carmen, se los había comprado nuevecitos para descubrir que eran los mismos que había empleado su marido el año anterior, con las únicas diferencias de la paginación y la maquetación de la portada. En seguida, me los ofreció. Yo me sentí un poco apurada, pues no llevaba dinero encima como para pagárselos, pero insisitió e insistió, y al final acepté la oferta. Le pagué ocho euros y le dejé a deber otros veintiocho. No he vuelto a verla hasta hoy.

Entre unas cosas y otras, no fui a clase, ni me presenté a los exámenes. Luego, este año me matriculé por libre, es decir, sin ir a clase. Hoy, por fin, he ido a hacer los tres primeros exámenes (son cuatro), y al poco de llegar, alguien que me sonaba ha aparecido. Antes de que ella me hubiese podido identificar, me he adelantado: "Yo te conozco, y te debo veintiocho euros". Su cara de sorpresa ha sido mayúscula. Al principio, se ha negado a cogerme el dinero. Pero, tras los tres exámenes, nos hemos tomado una cervecita y he pagado esa vieja deuda.

Y es que ¡por fin he cobrado! Mañana, pagaré otra de las deudas.

Zirbêth, cumpliendo, tarde, pero cumpliendo.