miércoles, agosto 15, 2007

TALENTO

Ya me he topado con el asombroso Paul Potts en varios blogs. Siempre que le escucho cantar, se me pone el vello de punta. No importa cuantas veces pulse el play. Siempre, siempre, me conmueve.

Potts apareció en las pruebas de uno de esos programas para buscar nuevos artistas que tanto abundan en los paneles televisivos occidentales. Programas que a mí, la verdad, no me acaban de gustar... al menos en su versión española.

Quizás, el primer OT lo medio seguí porque aquello era algo nuevo y la curiosidad, la mala programación de TV generalizada y el aburrimiento se confabularon contra mí. Pero luego me fui a Inglaterra y, afortunadamente, no fui testigo ni de los OT, ni de los grandes marranos, ambos exponentes de un tipo de espectáculo que, cada uno en su estilo, el uno simplón, lacrimoso y baboso, el otro esperpéntico, degradante, chusco, grosero, vergonzoso..., en fin, no me llaman en absoluto.

Estos programas provienen de la TV anglosajona, ya sea de U.S.A. o de U.K.. Al menos, eso creo. El reciente Factor X, por ejemplo, es "invención" de Simon Cowell, de nacionalidad inglesa, que también firma programas como Pop Idol y el ya mencionado Got Talent. Creo que Pop Idol es el original en que se basa Operación Triunfo en España. Pero las versiones españolas son un bodrio, la verdad. Programas largos hasta decir basta, penoso gusto por lo lacrimoso y el exhibicionismo emocional, y abuso de la copla española, que delatan perfectamente a qué público va dirigido el programa.

En Inglaterra, estos programas no pasan de la media hora, cuarenta minutos. Los presentadores son un par de chicos gamberros y divertidísimos que llevan juntos desde el colegio y que, la verdad, te sacan la sonrisa siempre. Los tiempos de espera para saber las clasificaciones son razonables tres o cinco segundos, no los veinte dilatados y bostezantes paseos de la cámara por la cara de los concursantes, los familiares, los jurados, el público y hasta el aparcacoches del edificio y la señora de la limpieza. Es un programa, en resumidas cuentas, para entretener u n rato, y no para mantener a la gente sentada delante de la tele la friolera de dos o tres horas. El tipo de programa dice muy poco de la calidad de nuestra tele, pero tampoco dice mucho en favor de la "calidad" del consumidor de televisión.

El colmo, quizás, haya sido lo del tipo ese que colocaron como imitación de Simon Cowell entre el jurado, el tal Risto, o como se llame. Un impresentable sin pizca de estilo que caía mal a propios y extraños, y que no le llega a Simon ni a la roña de la suela del zapato. Porque cuando Simon Cowell hace una crítica, por agria que sea, jamás usa ese tono humillante y pedantesco que inunda cada palabra de Risto. Mira a los ojos a su víctima, casi siempre, y sus críticas tienen sentido. Pero es que, además, no duda en alabar a quien lo hace bien con la misma efusividad con la que critica a quien le hace perder el tiempo, de manera que se nota que es un buen profesional, por lo que cae bien y la gente le respeta. No hay color vamos.

En fin, que seguro que esto que os cuento os la trae floja, pero el otro día, para practicar la comprensión del inglés, me dediqué a ver vídeos en YouTube de Got Talent, y me lo pasé bien, no como ocurre con la versión española de esos programas, que es que me producen hurticaria.

Zirbêth.