domingo, diciembre 03, 2006

AMONTE MATOAKA

Estudiar tiene sus inconvenientes: te destrozan mitos infantiles. Por ejemplo, Pocahontas.

Que el otro día me diese por hablar de pelis de Disney no fue un hecho fortuíto. Siguiendo el hilo de mis pensamientos como si del laberinto de Creta se tratase, uno encuentra la entrada por la que tales reflexiones se colaron. Dicha entrada fue el primer tema de la asignatura Corrientes y autores literarios americanos hasta el 1900. Pues bien, ese primer tema trata sobre los escritos del Capitan John Smith.

El mozo retratado como héroe intrépido y comprensivo que se enamora de la princesa india Pocahontas era, es cierto, intrépido. De hecho, era aunténticamente temerario. Un tipo que con dieciseis años se enroló en el ejército en Francia para luchar por la independencia de Holanda contra España. Después se embarcó en un mercante por el mar Mediterráneo, tras lo cual en 1600 se unió al ejército austriaco en la guerra contra los turcos. Como era un soldado valiente, pronto fue ascendido a Capitan, durante la lucha en Hungría. Estando en Transilvania (no, no mató a Dracula, ese fue Van Helsing XDDD) fue hecho prisionero y vendido como esclavo a un turco, quien se lo regaló a su amante en Estambul. Pero, según Smith, la turca se enamoró de él y le envió con su hermano para que le entrenase para el servicio del imperio turco. Pero Smith se cargó al hermano de su supuesta enamorada, para huir y regresar a Transilvania. Allí le licenciaron con honores y una gran recompensa, y luego se marcho de tour por Europa y el norte de África. Volvió a Inglaterra el invierno de 1604-05.

Cuando se embarcó rumbo al nuevo mundo, Smith soñaba con hacer una gran fortuna. Su larga experiencia como soldado y su carácter fuerte le valieron ser uno de los siete concejales para la nueva colonia. Su independencia le provocó no pocos problemas, siendo arrestado durante el viaje y casi colgado una vez en América. Pese a todo, en 1608 fue nombrado presidente del consejo de la colonia. Smith luchó tanto como negoció con los indígenas a fin de sobrevivir a los rigores del clima y el hambre en aquella nueva y desconocida tierra.

El problema con la historia de Smith es que la contó él mismo. Y Smith era un tipo pomposo, pagado de sí mismo y con tendencia al autobombo. Aunque muchos de los datos que se obtienen leyendo sus trabajos son ciertos, hay que ser bueno cribando el grano e la paja de su orgullo. Y no sólo por la propaganda de su valentía e intrepidez, sino porque sus escritos tenían un claro objetivo: lograr que los lectores ingleses se enrolaran para partir hacia las colonias.

Así, se presentan sus aventuras como una serie de triunfos sobre los indígenas, incluso cuando es hecho prisionero y matan a sus compañeros. Su yo temerario estaba siempre a flor de piel, y cuando fue capturado por los guerreros cazadores de Powhatan, el padre de Pocahontas, fue porque se fue de exploración con tan sólo tres hombres. Smith pinta estos hechos de modo que sus compañeros murieron por idiotas, y que a él no le mataron porque enfrentándose a trescientos guerreros, mató a varios y el resto de los supervivientes por ello le respetó y temió.

El caso es que la historia de sus amoríos con Pocahontas parecen ser del todo ficticios. Pocahontas, que en realidad se llamaba Amonte, y cuyo nombre secreto era Matoaka ("juguetona"), tenía sólo 11 años y, además, al parecer Smith no la nombró nunca en las primeras versiones de su cautividad por Powhatan. Pocahontas se casó años más tarde de los sucesos descritos por Smith con el dueño de unas plantaciones de tabaco de Virginia, tras convertirse al cristianismo, y cambió su nombre por el de Rebecca. Con este matrimonio se consiguió frenar la violencia entre indígenas y colonizadores, y Amonte-Pocahontas-Rebecca viajó a Inglaterra con su marido en 1616, donde fue presentada ante el rey Jaime I, y su belleza e inteligencia le ganaron la admiración de la corte. Desgraciadamente, al año siguiente, de regreso a América, Amonte enfermó y murió.

Nuestro avispado Capitan Smith sólo mencionó su salvación por la hija de Powhatan una vez que Amonte se hizo célebre en la corte, y tras la muerte tanto de ella como de su padre. Y, al parecer, pudo haber inventado el episodio en que ella se lanza sobre su cabeza para evitar que le ejecutaran a golpes, inspirandose en una historia similar de un escrito español sobre una princesa india sudamericana.

Pocahontas, que significa en una de sus acepciones "niño robado", pudo muy bien formar parte de la ceremonia por la cual Powhatan perdonó la vida al Capitan John Smith, y no como la heroína que salvo la vida por amor a este temerario y oportunista colonizador.

Pero a nosotros, y al inconsciente colectivo, nos queda como un guante esa historia de amor que sirvió para unir dos mundos tan diferentes, y a los americanos en particular les viene como anillo al dedo, pues la conquista con fines políticos y económicos se justifico moralmente mediante el concepto de destino manifiesto consistente en el mandato de la Providencia resumido en las palabras "creced y multiplicaros", perfecta excusa para la aniquilación de los salvajes no creyentes en la verdadera fe y obstáulo para la expansión de la misma.

En fin. Para una peli de Disney que de verdad me gusta, y resulta que es precisamente la que más mensaje peligroso contiene.

Zirbêth.