jueves, noviembre 30, 2006

ALLY MCBEAL

Dejando a un lado que la cantante del capítulo de hoy gesticulaba que haría palidecer de humillación y enrojecer de envidia, alternativamente, a la niña de El exorcista. Dejando a un lado que por lo general la abogada soltera me parece histriónica en su histerismo. Dejando a un lado que me parece que no es serie para la sobremesa (qué pasa, para gustos colores, ¿no?). Bueno. Pues dejando a un lado todo esto, debo admitir que el capítulo de hoy parecía hecho adrede para mí. Ha resumido de un modo excelente un par de asuntos que, desgraciadamente, a todas nos atañe, una u otra vez.

Los hombres no saben cortar una relación en condiciones. Buscan lo que creen que queremos oir y, claro, como no lo saben, suelen dar la excusa más absurda del mundo. La menos creíble de todas. Esa que te deja con una horrible duda, peor aún que el hecho en sí de que te dejen.

Con lo fácil que sería ser sincero. Pero no. No hay manera. Y me temo que se debe a que, en demasiadas ocasiones, cortan porque se han enamorado de otra. Con suerte, te dejan antes de tener nada con la otra. Pero en, de nuevo demasiadas ocasiones, te dejan cuando ya tienen a la otra.*

Yo comprendo que la necesidad hace que actuemos de modo poco honorable, por decirlo de algún modo. Enamorarse es una situación de lo más estresante, y si ya se nos pira la pinza y metemos la pata en plan daños colaterales cuando no tenemos pareja, si ya estamos con alguien, entonces el estrés se multiplica. Así que es sencillo meter la pata, no reaccionar, incluso mentir para evitar el dar la cara o, fíjate si seré comprensiva, para tratar de hacer menos daño.

Volviendo a los hombres. Lo siento mucho. Si hay algo que las mujeres hagamos bien, eso es atar cabos sueltos. Tarde o temprano, sumaremos dos más dos y, aunque no se produzca la revelación cara a cara, sabremos lo que habéis hecho. Incluso si la beneficiaria del abandono es una misma, no ha de perder jamás de vista un hecho irrefutable: si lo hicieron una vez, lo pueden volver a hacer. La siguiente vez, la abandonada será una misma. De nada sirve, ante este hecho, tratar de convencernos a nosotras mismas de que con nosotras no va a hacer lo mismo. Que a nosotras nos quiere de verdad. Que con nosotras se va a quedar siempre...

Pero volviendo a lo que estaba.

Desde aquí quiero hacer un llamamiento a todos esos hombres que, cuando quieren dejarte, lo esconden tras un tengo que irme, cuando en realidad se van porque quieren dejarte. A lo mejor creéis que no nos vamos a dar cuenta, que dejándonos con una mentira váis a ahorrarnos dolor. Pues no. Igual que no nos sirve que os quedéis por una mentira, no nos sirve con nos dejéis mediante otra. Preferimos la verdad, incluso aunque esa verdad sea que hay otra, que no nos quieren, que no nos desean. Una mentira siempre se nota, siempre deja dudas, y no hay nada más doloroso que vivir con la duda. Eso sí: una verdad acompañada de hechos que demuestren la misma. Si decís aquello de "es que no te quiero como tú me quieres a mí", pero luego seguis con nosotras, sexo, salidas, incluso convivencia, seguiréis estando mintiendo. Y a la humillación de la mentira se sumará la humillación por estar utilizándonos. Y que nadie venga con la excusa de que lo hacíais para hacer feliz al menos durante un tiempo a la víctima, a quienes satisfacíais era a vosotros mismo. A vuestro ego, a vuestra comodidad, a vuestro pito. Os aprovecháis de que alguien os quiere tanto como para aceptar la esperanza de un mañana pleno. Vuestro gustirrinín lo conseguís utilizando a otro ser humano, lo cual es tanto como degradarlo, cosificarlo.

Pasado un tiempo, sin lugar a dudas, descubriremos la mentira. Y entonces, que ninguno se haga cruces con la reacción de la mujer. Mentir es tanto como considerarla insignificante, como declararla demasiado débil para soportar la verdad, o demasiado idiota para descubrir la mentira. Mentir es humillar, de un modo tremendamente doloroso.

Llegado este caso, lo último que debéis hacer es mentir otra vez.

Tarde, ¿no?

Bueno, pues si os habéis obcecado en mentir incluso tras que os pillasen en la mentira, ya sólo queda una salida, si en algo valoráis a la persona en cuestión a la que habéis mentido: pedir disculpas sinceras. Sinceras y pacientes. No se puede esperar que una persona a la que habéis mentido y humillado os perdone sobre la marcha.

¡Ah!, se me olvidaba. Es muy posible que, pese a que os disculpéis, ella jamás os perdone. Es bastante común que esto ocurra. Humillar y mentir suele sacar lo peor de las personas. Puede sacar incluso la sed de venganza.

Zirbêth, allymcbealiada perdida.

*Por cierto, que esto no es exclusiva de los hombres. A cuantas he conocido que no sueltan al que tienen seguro hasta que no han pillado al siguiente. Y, ambos, ellos y ellas, muchas veces mantienen a ambos cornudos hasta que se deciden del todo. Vamos, al más puro estilo And the winer is...

1 Comments:

Blogger El caballero de ojos turbios said...

Me gusta la serie que comentas. En concreto bizcochito, me parece adorable. Es mas, me parece el estereotipo de "te prefiero como amigo". Por lo demas recuerda el conde de montecristo. Edmond Dantes era feliz siendo marinero, y al final descubre que lo unico que queria era volver a ser marinero.

11:43 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home