Y ES NO SÉ QUÉ PONERME...
Cuando en la entrevista me dijeron que si tenía algún problema con llevar uniforme, la oferta subió un punto.
"¡Pero cómo! ¿Te gustan los uniformes?", me diréis. Y no me queda otra que decir: sí, siempre y cuando no sean militares. Y, encima, me gustan en sentido literal, y no el figurado atribuíble al mozo que lo lleva.
Me gustan los uniformes porque me libran de esa pesadilla mañanera de "qué me pongo". Sé que tengo ropa, bastante (no porque compre mucha, sino porque rara vez tiro nada), pero de verdad, hay mañanas que me levanto y no sé qué ponerme. Y claro, meto la pata. Como hoy, que cuando me he enfrentado a las puertas abiertas de Moria, de verdad que no sabía si pasar o salir corriendo. Y he metido la pata, obviamente, por la mirada que mi futura jefa de ha echado. Mañana voy a tener que ir a llevar un papelote más y, por Eru y por todos los Valar, que me despierte más inspirada.
Si es que lo de estar siempre en pijama no es bueno para el sentido estético...
Zirbêth, que ya se ha comprado un traje de chaqueta para su nuevo curro (es el uniforme y no quepo en el que tenía, que encima es de invierno y es morirse de calor...).
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