miércoles, marzo 15, 2006

CITA: LAS ENSEÑANZAS DE ERENDIS

"Los hombres de Númenor son medio Elfos (decía Erendis), en especial los encumbrados, pero en verdad no son ni una cosa ni otra. La larga vida que se les concedió los engaña, y se huelgan en el mundo hasta que los alcanza la vejez... Y entonces muchos de ellos abandonan los juegos al aire libre para seguir jugando dentro de sus casas. De los asuntos importantes hacen un juego, y del juego un asunto importante. Querían ser artesanos y maestros de la ciencia y héroes a la vez; y para ellos las mujeres son como el fuego del hogar, cuyo cuidado incumbe a otros, hasta que regresan por la noche, hartos de juegos. Todo ha sido hecho para servirlos: las montañas para minas, los ríos para sacar agua o hacer girar unas ruedas, los árboles para la madera, las mujeres para las necesidades corporales, y si son bellas para adorno de la mesa o el hogar; y los niños para bromear con ellos cuando no hay otra cosa que hacer... Pero lo mismo les daría jugar con una camada de perros. Con todos se muestran amables y bondadosos, alegres como la alondra en la mañana (si brilla el sol); porque nunca se enfadan si pueden evitarlo. Los hombres tienen que ser alegres, afirman, generosos como los ricos, repartiendo lo que les sobra. El enojo aparece sólo cuando advierten de pronto que hay otras voluntades en el mundo además de las de ellos. Entonces se vuelven tan despiadados como los vientos de los mares si algo se atreve a oponérseles.

Así es, Ancalimë, y no podemos cambiarlo. Porque los hombres hicieron Númenor: los hombres, esos héroes de antaño de los que cantan tantas hazañas... De sus mujeres no oímos tanto, salvo que lloraban cuando los hombres morían en combate. Númenor era un descanso después de la guerra. Pero si se cansan del descando y de los juegos de la paz, vuelven otra vez al gran juego: la matanzade hombres, la guerra. Así es, y nosotras estamos entre ellos. Pero no tenemos que consentir. Si también amamos Númenor, disfrutemos de ella antes de que la arruinen. También nosotras somos hijas de los grandes, y tenemos voluntad y coraje propios. Por tanto, no te doblegues, Ancalimë. Si permites que te dobleguen un poco, te han de doblegar más todavía, hasta que te echen por tierra. ¡Echa raíces en la roca y da cara al viento aunque todas tus hojas vuelen!"

De Aldarion y Erendis, Cuentos Inconclusos, J.R.R.Tolkien.

Zirbêth.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Allí él se elevó encima del agua: sólo un hombre mortal, una pequeña criatura perdida y abandonado en las tierras salvajes de la Tierra media..."

Ya sabes....

7:25 p. m.  
Blogger Eowyn Zirbêth said...

Pues no, no lo sé. Lo confieso. ¿De dónde es la cita?

9:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Son los últimos segundos de vida de Isildur, segundo Rey de todos los Dúnedain, Señor de Arnor y Gondor, la primera victima de la maldad del anillo sin amo.

Hasta los poderosos hombres dúnedain se ven en algún momento de sus vidas así, solos, indefensos y temerosos.

9:20 a. m.  

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