lunes, marzo 13, 2006

DUMAS

De los dos Alejandro Dumas, me quedo con el padre. No sólo porque si te gusta puedes disfrutar muchas más páginas salidas de su puño, sino porque me gusta más el carácter que refleja en sus escritos. Parece un hombre más tendente a la alegría que a la tristeza, a disfrutar de la vida más que a padecerla.

Ahora mismo, a la velocidad de una tortuga reumática, me estoy leyendo El conde de Montecristo. Pese a ser una mala edición, demasiado gorda y pesada (tanto, que me tiré varios días con dolor de dedos, de haberme pasado demasiado rato sujetándolo) y con evidentes fallos de traducción, con laísmos y leísmos aquí y allá. Pese a ser una mala edicón, decía, estoy disfrutánsolo muchísimo, incluso más de lo que ya disfruté de Los tres mosqueteros, hace ya años.

Leo muy lento, porque tengo poco tiempo, y cuando por fin cojo el libro, me quedo dormida en pocos minutos. Pero a veces consigo meterle un buen empujón, como ayer, que en dos viajes en metro le pude dedicar una hora y media, por lo menos. Y es genial este libro porque se nota que conoce mejor esta época que la de Los tres mosqueteros, e hila mucho más fino los diálogos entre los personajes y la crítica a la sociedad que, muchas veces, aprovecha para hacer a la vez que nos cuenta de las cuitas de sus personajes.

No es, ya lo sé, considerado un escritor genial si nos ceñimos a aspectos como la profundidad emocional de sus personajes, o la originalidad de los caracteres de los mismos. Son, probablemente, algo arquetípicos y sencillos, pues queda claro que lo que le interesan son más los actos que las descricpciones (lo cual le agradezco, porque en estos tiempos ya no tenemos tanto tiempo para leer como en los que él, y otros escritores de su tiempo, escribían capitulo tras capítulo para el periódico, con descripciones que a mí se me antojan eternas demasiadas veces). Pero están llenos de emociones y es muy divertido ver como la historia avanza, notándose ese efecto tan curioso de la periodicidad de los escritos, que me hacen pensar "eh, esto se ve que se le ocurrió de repente", y le da una sensación de frescura que, aunque le quite cierta coherencia y cohesión interna a la obra como conjunto, me resulta un delicioso ejercicio mental de búsqueda y descubrimiento de detalles.

Os pondría un trozo, pero sería bastante largo. Mmmmm, me lo pensaré. Pero, vamos, yo de vosotros, lo leería. Así, directamente.

Como veréis, soy una pésima crítica literaria. Pero disfruto mucho leyendo.

Zirbêth.

*Este post te lo dedico a ti, Vincent. ¿Vives en Madrid?

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ufff, vaya que sí, me encanta tu recomendación, Dumas padre.

Ultimamente hemos caido en la incongruente idea de que cuanto menos conocido es el autor literario o musical, porque en la música tambien lo tendemos a hacer, mejor es, despreciando muchas veces escritores o músicos-grupos que por archiconocidos ya deben ser demodé.

Si uno dice "pues estoy releyendo a Borges" te miran con cara rara como diciendose "fijate, TODAVIA lee literatura hispanoamericana, si eso se llevaba en los ochenta....." como si la literatura tuviera edad, je, que se lo pregunten a Homero, porque a ver quien es el chulo que no ha querido ser "Héctor el de tremolante casco" para poder darle "pal pelo" al mismisimo chuleta de Aquiles....., en fin, repito, viva la literatura intemporal.

Y no, no vivo en Madrid, vivo en Alicante.

4:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estoy con Vicente, la buena literatura nunca pasa de moda.

Un saludo, amiga

11:04 a. m.  

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