Y AHORA, CUESTA ARRIBA
Este tobagan es divertisísimo. Una vez se me ocurrió un malísimo relato corto llamado montaña rusa que jamás vio la luz (ni la verá, creedme), donde comparaba lo que siento al enamorarme con un viaje en vagón de montaña rusa. Ahora que han pasado más años de los que quisiera, y algún desamor que, de verdad, la vida me podría haber ahorrado, he llegado a la conclusión de que no es que sienta así los enamoramientos. Es que mi vida entera es una jodida montaña rusa.
Zirbêth, echando muuucho de menos el prozac.
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