sábado, junio 18, 2005

A PETICIÓN DEL PÚBLICO

Eso sí, vayamos por partes. Pedro es un encantador muchacho de alrededor de cincuenta y cinco años. Es voluntarioso, constante, un estupendo cocinero y quiere a mi mami un montón. ¡Y encima me regala libros! ¿Se puede pedir más? ¿Contento, anónimo?

Devon, hijo, gracias por las sugerencias. Trataré de aprovechar la mañana a menos de treinta grados y te (os) hablaré de mi afición a la fantasía y el rol.

Ya he contado que era una niña solitaria y torpona (me paso la vida hablando de mí, debería titular este blog Memorias de una egocéntrica). Y que, con tres años, mi abuelo me enseñó a leer. Mis tías, las hermanas pequeñas de mi madre, eran por aquel entonces adolescentes. Recuerdo que tenían las estanterías de sus dormitorios llenas de figuritas de barro de marcianejos y bichines tipo mariquitas. También recuerdo que una de ellas había pintado una rosa preciosa en la pared.

Imagino que el vivir en un pueblo y que no hubiese a su alcance tanta tecnología ni tanto bar tenía bastante que ver con que desarrollasen las facetas creativas de su carácter. Creo que, además, fue una de ellas quien me inició en la fantasía de Tolkien. Tengo la impresión de que me leían el Silmarillion, porque años más tarde... Bueno, esa anécdota la cuento otro día.

Me leían muchos cuentos, tenían libros sobre hadas y gnomos que me parecían absolutamente maravillosos. Las imágenes me fascinaban, pero no menos las historias. Creo que ellas me leyeron las aventuras de David el Gnomo mucho antes de que fuese serie animada de televisión, y a saber cuantas cosas más. Me recuerdo sentada con ellas en sus camas, o en las literas del cuarto de mi tío. Bueno, en realidad el recuerdo es más segmentado. Recuerdo la sensación del libro en mis piernas desnudas colgando en el aire a muchos centímetros del suelo, el tacto del papel entre mis dedos, un papel grueso y brillante con ilustraciones de hadas parecidas a plantas, frondosas y verdes.

No es de extrañar, por tanto, que de siempre me haya gustado jugar más con la imaginación que con objetos o juegos. Por eso no me hago adicta de los videojuegos, ni a los juegos tradicionales de mesa (vale, a rachas un poco). Y, sin embargo, no puedo pasar sin leer, me gusta el teatro, actuar, hacer manualidades, coser. ¡Imaginación y creatividad al poder!

Bien, todo eso, está reunido en los juegos de rol.

Zirbêth, que seguirá en otro momento.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Una precisión sobre Pedro, el día 21 cumple 58 años, por si te acuerdas, le llamas y le felicitas. Se te he olvidado decir que para la edad que tiene sigue estando muy bien.

8:37 p. m.  

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