domingo, junio 19, 2005

MIGAJAS

Decía Isabel Allende en su "Plan infinito", que el sexo era el sonido y el amor la música. Supongo que música y relaciones van en paralelo en su simplificación: las discotecas llenas de gente bailando al ritmo de una serie de ruidos encadenados que bien podrían ser fruto del funcionamiento de una fábrica sumado al escándalo del tráfico. Con esa paseudomúsica, los bailarines agitan dentro de sus cuerpos las diferentes bebidas, tal vez algo más, en un frenético intento por salir de ellos mismos. No están socializando, si no todo lo contrario, aislándose con muros de ruido. Así impersonalizados, es todo más fácil. No se pide nada de nadie, sólo se actúa dejándose llevar.

Alguna vez lo he hecho. Alguna vez he bebido y bailado hasta caerme redonda o acabar besando a algún desconocido. Es un no ser que no carece de cierto atractivo. En un mundo donde cada vez se tiene menos tiempo para ser uno mismo, no ser nadie es una idea atractiva y más factible.

Sin embargo, yo sigo prefiriendo los bares donde la música permite hablar, conocerse, interactuar, que se dice ahora. Se sigue bebiendo, para superar la inhibición o por placer. Un buen vino no es lo mismo que un chupito de bourbon. Una buena conversación que acaba en un beso y quien sabe que más no es lo mismo que liarse con alguien ebrio de alcohol, sudor y caos. Ambas cosas pueden resultar placenteras, pero hay una diferencia básica por la cual prefiero el bar tranquilo al la discoteca ruidosa: en el primero voy a ser yo, a compartirme, a conocer a otros que quieren a su vez ser ellos. Voy a socializarme, vamos.

Bien, pues con las relaciones de pareja me pasa los mismo. Reducirlas a sólo sexo me parece estar quedándome en la superficie, en lo básico. Me parece genial que uno pueda tener sexo con quien quiera cuando quiera sin ser juzgado por ello, sin que se le cuelgue la etiqueta de amoral o mala persona. Pero prefiero tratar de buscar en el otro el compartir algo más, la mutua entrega, no sé.

Las relaciones de sólo sexo me parece conformarme con las migajas.

Zirbêth.