domingo, abril 17, 2005

CINISMO

Mi madre está muy mosqueada con esto de que estén prohibiendo fumar cada vez en más y más sitios. Mientras se fumaba un cigarrilo frente al portal de mi casa (en la cual está absolutamente prohibido fumar), me ha estado explicando su mosqueo. Ha empezado diciendo que es una persecución a los fumadores, a lo cual he saltado interrumpiéndola (fea costumbre mía) con lo de "hala, otro fumador que se queja de que le persiguen". Tras llamarme al orden, ha pasado a argumentar.

De cada paquete de tabaco que se fuma, el 30% es para el vendedor, mientras que el restante 70% son impuestos que cobra el Estado. El mayor beneficiado es, por tanto, el mismo Estado que prohibe fumar en lugares públicos. Pero luego resulta que el susodicho Estado no toma medidas para evitar que lo que llegue al mercado sea un cóctel de porquerías tales como amoniaco, que aumenta el efecto adictivo de la ya de por sí peligrosa nocotina, pero que es uno de los cerca de 4.500 a 5.000 componentes que se han llegado a detectar en análisis, la mayoría nocivos para la salud. Permite, además, las campañas promocionales dirigidas especialmente a un público joben, como las millas para viajar o los puntos para conseguir ropa de suspuesta exclusividad.

Dice mi madre: "sSi realmente quisieran erradicar el tabaquismo, deberían empezar por facilitar todo tipo de terapias para desengancharse del mismo y vigilar que lo que se venda sea tabaco y solamente tabaco. Sin todos los aromatizantes y aditivos que le ponen, a mucha gente no les gustaría, aparte que se reducirían los efectos adictivos. Es cierto que habría personas con un grado de adicción demasiado alto ya para poder dejarlo, por lo que habría que crear departamentos sanitarios especializados en ayudar a estas personas. Y prohibir completamente su publicitación y las campañas promocionales, no sólo prohibir que se fume en lugares públicos".

Me dice también que, al parecer, en Estados Unidos, donde la persecución antitabaco es mucho más exagerada que aquí, los jóvenes están volviendo a fumar cada vez más, como modo de rebelión. Y no sólo allí ni, necesariamente los jóvenes, si no que me cuenta que conoce gente que reacciona igual a este lado del charco, en plan "pues ahora te jodes".

Estoy de acuerdo con mi madre en el cinismo de la postura del Gobierno ante esto. Es más, puestos a pensar mal (y acertar), me pregunto si lo de prohibir en locales públicos que se fume no es un modo de hacer saltar precisamente el mecanismo de rebelión. Pero no hay que ir tan lejos, que de conseguir nuevos adeptos y mantener a los que ya tienen, ya se encargan las tabacaleras sin ayuda de nadie.

No, el Gobierno no hará nada de verdad al respecto igual que no hace nada para paliar la contaminación producida por los coches, como no hace nada por abaratar la vivienda, o como no hace nada para crear y proteger el empleo estable. Y la Constitución Europea se va a asegurar de que la capacidad de intervención del Estado para proteger al ciudadano de la depredación del liberalismo sea cada vez menor.

Odio ser fumadora pasiva, me alegro de que poder librarme de fumar sin querer hacerlo. Me encantaría que mi madre dejase de fumar, pero en lo anterior estoy de acuerdo con mi madre. Que nos traten como adultos del todo. Nada de que me digan donde puedo o no envenenarme, gracias. Lo que tienen que hacer es controlar a los fabricantes de veneno y no hacerse ellos de oro con el negocio del envenenamiento dosificado de la gente.

Zirbêth (y su mami)

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bueno, mas o menos. Es como si se persiguiese solo al adicto, y al traficante se le dejase hacer su mortifero tráfico a cambio de una parte en el negocio.

12:42 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

En Andalucía el gobierno no sabe qué postura tomar con el tema del tabaco. Por un lado, se encargan de que los agricultores que cultivan tabaco reciban las subvenciones agrarias oportunas, facilitando el relleno de impresos y recepción de cantidades. Por otro, presiona a Altadis para que rectifique y no cierre la Fábrica de Tabacos que tenemos en Sevilla, pues se perderían alrededor de 100 puestos de trabajo, o más.
Pero, por el otro lado, como es consciente del mal que produce en los ciudadanos y que ha de ofrecerle asistencia sanitaria, se encarga de demandar a las compañías tabacaleras, Altadis, mismamente.

Es decir, por un lado le pone un pleito, y por el otro le ruega que no mande trabajadores a la calle. Ambiguedad total. Como en todo, habrá que evaluar (pensar en €) qué compensa más para las arcas del Estado. Es decir, si en el balance final recompensa ofrecer la atención sanitaria, será porque los ingresos de impuestos superan los creces el gasto sanitario. Digo yo. Ex-fumadora, aunque con mucho mono por volver a serlo. Magu.

3:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me ha salido mal escribir el razonamiento anterior. Lo que digo es lo que parece que hacen las autoridades, no lo que yo opino de forma personal. Conozco de primera mano los efectos del tabaco en la salud, como para motivar a la población a su consumo... Magu.

3:13 p. m.  
Blogger Aldebarán said...

Certera, como siempre. No sé qué más decir sin sonar hueco.

7:21 p. m.  

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