LA PEQUE
Ayer la sacamos un ratito a pasearse por nuestras manos y, en una de esas, saltó de las manos de Chelcantaure y se dio un trompazo en lo que, a su escala, fueron muchos "pies" hacia abajo. Y el suelo estaba duro. Pero es de goma, o algo muy parecido. Recuperó una postura digna y volvió, sin su consentimiento, a nuestras manos ávidas de la caricia cosquilleante de sus patitas.
Corre que se las pela y es muy nerviosa. Creo que está muy asustada aún, pero Chel insiste en que hay que cogerla para que se acostumbre. Hoy, por primera vez que yo haya visto, se ha metido en la casita de la planta superior de la jaula. Ha estado olisqueando y curioseando y, finalmente, se ha dedicado a comerse la manzana que se había escondido en el buche.
Supongo que os aburrirá, pero a mí me tiene fascinada. Puestos a creer en algo, de de la madre tierra, así en plan druidas y lunas y demás, me resulta mucho más apetecible. Será que estoy acostumbrada a no tener padre y eso de que me impongan uno no acaba de convencerme.
Zirbêth.
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