domingo, diciembre 19, 2004

ME MIRAN MAL

Me resfrío mucho (ahora mismo, el sonido de las teclas al presionarlas me llega amortiguado, lejano, francamente molesto) y la garganta es mi punto débil. Tengo la tensión baja, lo cual según los médicos es una bendición contra los infartos, pero yo me pregunto si no tendrá algo que ver con que mi temperatura corporal habitual no llegue a los treinta y seis grados. Medio grado más, y ya me siento fatal. La fiebre me la siento en los dientes, sobre todo en los de abajo. No deja de ser curioso, ya que soy famosa entre mis amigos por generar calor como las estufas de la mejor calidad.

La cosa es que, como me conozco y sé que, si me resfrío y sigo saliendo a la calle o a trabajar, me puedo poner francamente mal, si es invierno (en verano, basta con tirarme de cabeza al mar y se me pasa), pues procuro no hacer el burro demasiado. La tienda en la que trabajo tiene una entrada que es como la puerta de un garaje de camiones, con su vaya que sube y baja y abierta permanece todo el día. La calefacción suele estar a tope y es fácil que, con el ir y venir atendiendo clientes, te pongas a sudar en corriente. Esa es la razón de mis continuos resfriados.

Estoy harta de ver a mis compañeros moqueando y tosiendo y rojos de la fiebre, pasenándose de arriba a abajo, compartiendo con todos nosotros, vía sistema de aire acondicionado, las diferentes gripes e infecciones que van pillando. Yo, cuando me siento mal, mal de verdad, es decir, que sé que le voy a estar tosiendo a los clientes y que me puedo ir al suelo mareada, que es como me siento ahora mismo, sencillamente no voy. Y me miran mal. Soy una débil, no soy tan buena trabajadora, no soy capaz de ir a morirme al trabajo. Y eso, me pone aún más enferma. Con el contrato que tengo, día que falto, día que no cobro. Ni yo ni nadie, salvo los jefes y los supervisores. Y, curiosamente, se sienten culpables de no ir a trabajar por estar resfriados o griposos (si es resaca, son mucho más autoindulgentes). En fin, que de verdad, que no entiendo nada. No me pagan si no voy y encima me siento culpable por faltar por estar enfermo.

A lo peor la rara soy yo.

Zirbêth.