sábado, noviembre 06, 2004

ESTE VERANO

Este verano, trabajando de socorrista, conocí a una mujer de treinta y dos años, madre de tres niños (el último de ellos, un bebé de esos que me hacen babear sin control) y que se había sacado unas oposiciones a la primera. Parecía muy joven, tan jóven que resultaba extraño verla con los tres críos y al principio pensé si no sería su cuidadora. Pero no, la verdad, eran tan rubios, delgados y blanquitos como ella. Me animó mucho a sacarme las oposiciones, fue muy importante cómo me habló y la seguridad que demostró. Decía: "Si yo con tres niños y marido he podido, tu también, vamos". Y sí, por qué no, eso digo yo.

Y Maguncia, que insiste en lo mismo, en que lo voy a conseguir. Todo esto me lleva a reflexionar que:

1. Lo de que tener hijos es el final de la vida y que ya siempre estarás supeditada a ellos, es un rollo de los que o son demasiado covardes o demasiado egoistas, o estúpidos, para clasificar hijos como problemas para siempre. Respeto a quien elige no tenerlos, pero esos que no paran de asegurar que si eres mujer y tienes hijos, se te acabó la vida, que se vayan a la playa, vamos. Y que la barran.

2. Que parece mentira que sean a veces los amigos desconocidos de la red quienes más te animen y te apoyen. Porque el apoyo, señores, consiste en unas breves líneas, muchas veces. No hace falta mucho más. Pero que se acuerden de ti, de vez en cuando.

3. Que debo encontrarme mejor, porque estoy peleona otra vez. Y quiero seguir leyendo. Me parece que me voy a ir al sobre, a ver cuanto rato aguanto a Potter antes de saltarle al cuello a Morin, a Aristóteles o a quien sea. Que llevo mucho sin poneros una cita de esas de vaso de agua y alcasetzer.

Zirbêth