viernes, octubre 15, 2004

QUE ASCO DE CLIMA

Hoy ha vuelto a despertar el día bastante soleado, pero esta vez no me he dejado engañar, no señor. Me he abrigado, me he puesto el abrigo impermeable y he cogido un autobús. Había quedado con Sandra para ir a ver un piso, que se quiere mudar. Dice que paga mucho en el que está, aunque la verdad es que es una gozada. Así que, como iba a estar con personas y en plan relax, he decidido que me vestía de persona, no de ciclista. De poco ha servido, porque me he equivocado de parada (iba leyendo) y he tenido que ir corriendo a donde había quedado. Diecisiete minutos tarde, pero ella llegó uno más tarde aún que yo. Se perdió. Jejeje. Bueno, pues llegué sudada, pero nos tomamos un té en casa de Mario, el chico que le iba a mostrar el piso. Es un compañero de trabajo, majo, pero creo que el que yo fuese también le ha desilusionado. Deberíais haber visto como miraba a Sandra. Pobre, no sabía que Mono era su marido (sí, todos trabajamos en el mismo sitio).

Luego del té, nos hemos ido de tiendas, que no de compras. Nenas en la ruína. Mejor, cuando uno lleva dinero en el bolsillo y entra en tiendas como las de los North Lane, acaba dejándose la plata. Y, claro, al final ella ha caído en la tentación y se ha comprado unos potingues para el pelo. Yo sólo el tinte. Y medicamentos. Y hala, nos hemos despedido felices y nerviosas, y ella a su casa y yo a mí autobús. Puf que lata, el mío taradaba aún dieciocho minutos en llegar. Nada, me pillo uno que me deja a diez minutos de casa y andandini.

Menos mal que me llevé el abrigo. No es que me haya llovido, no, me ha diluviado y granizado. Otra vez a la lavadora con los pantalones y las zapatillas empapadas. Que asco de clima, Eru. Que ganas tengo de frío seco. De lo que sea, seco. Menos martini, que no me gusta.

Zirbêth.