EXTREMOS
Ayer hablaba con un amigo sobre los peligros de los extremos. Pensamiento extremo, sentimiento extremo, emoción extrema. ¿Son malos? No lo sé con certeza. Me parece que pueden llegar a serlo. En todo caso, son agotadores y limitan nuestra capacidad de disfrutar del resto de las facetas de la vida. Algunos dirán que estoy un tanto epicúrea últimamente. Ojalá, pero me falta mucho camino por recorrer hasta alcanzar cierta templanza. Tiendo a apasionarme hasta la ceguera, así, sin darme ni cuenta.
Zirbêth
3 Comments:
¿Son malos? Que pueden llegar a serlo está claro, pero no creo que lo sean por naturaleza. También la templanza puede llegar a ser mala, puede llegar a matarte, a convertirte en un ser del todo gris, impedirte comprender muchas actitudes de quienes te rodean.
Creo que hay épocas para todo, épocas en las que necesitamos equilibrio, un término medio desde el que contemplar a nuestro alrededor en todas las direcciones. Y hay épocas en las que necesitas vivir en los extremos, alejarte de toda tu tranquilidad, dejar que el vértigo llene tu mente.
Por eso decía que no tenía la certeza de que fueran malos. A veces lo son, otras no. Es evidente que a veces gustamos de dejarnos llevar a ellos. Tu mismo me acusabas hace un rato de preferir el extremo de la Razón, aunque estoy bastante convencida de que precisamente la razón no puede ser extrema, pues siempre está en revisión. Tan solo afirmaba que son agotadores. De todos modos, es muy fácil dejarse llevar y muy difícil controlar y decidir. Creo que se es más libre cuando se hace lo segundo, aún cuando la decisión sea dejarse llevar, tras darle vueltas al coco.
Yo pienso que cuando somos más libres es cuando somos capaces de combinar todo esto, de elegir entre templanza o caos, entre razón o intuición, según necesitemos o deseemos en cada ocasión, sin dejarse condicionar por una supuesta superioridad de alguno de estos caminos.
Publicar un comentario
<< Home