miércoles, octubre 13, 2004

CASI AL FINAL

Estaba muerta. Me acababa de desmontar yo solita un stand entero de estúpidos accesorios en rebajas. Estaba molida y con un calor tremendo, así que me acerqué un momento a la puerta de la calle, una verja enorme que no detiene ni viento ni lluvia cuando hace falta, porque puertas, lo que se dice puertas, no hay. Suben y bajan la verja esa y eso es todo. Cuando abrimos, la suben, y así se queda todo el día, ya esté lloviendo, nevando o lo que sea. No sé como los chicos de seguridad lo aguantan. A mi me habría dado ya un jamacuco.

Pues nada, me planté junto a Juan Carlos, el de seguridad, y a respirar aire fresco un ratito. Estaba ya la verja a medio bajar, símbolo de que, aunque haya gente terminando las compras, no se puede acceder a la tienda. Un señor con pinta de currante recién escapado de la tortura diaria, nos preguntó si podía pasar un segundo. Yo le dije a Juan Carlos que sí, porque era un cliente que había compradop y pedido que le guardáramos la compra hasta última hora, que pasaría a por ella. Le dejó entrar. A continuación, dos tiarracos enormes preguntaron si podían pasar, y Juan Carlos les dijo que no. Debo aclarar que ellos habían visto entrar al otro tipo, no tan grande y blanco perdido, y que ellos dos eran negros como la noche. Insistieron, pero Juan Carlos les dijo que ya estaba cerrado. Eros argulleron que aún quedaba gente dentro y que, además, habíamos dejado entrar a otro señor antes. De verdad, está cerrado, les dijo Juan Carlos, y cuando iba a decirles el motivo concreto de que hubiese permitido el paso al tipo anterior, le interrumpieron para soltar: "It´s about that black thing, no?". "Noooo", contesté yo, mirándole entre ofendida y sorprendida. Como sería que sonrió al fin y dijo, "vale, vale, no es eso". Y entonces se dio cuenta de que le había dicho eso a un sudamericano de claros rasgos indios, a esta española que todavía conserva la piel morena del verano y descubrió a un tercero, tan negro o más que ellos. Se fueron soriendo, y yo me metí a comprobar cuantos clientes quedaban.

Zirbêth

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo escuche ese noooooo :) y me ha dado risa. me gsuto tu relato.
claudia

8:51 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home