INSPIRACIÓN
Ayer, apenas habiendo dejado de escribir aquí, la inspiración hizo acto de presencia en uno de los mundialmente conocidos lugares más apropiados para que la musa te asalte. Y allí, frente al espejo del lavabo, llevé a cabo, en apenas unos segundos, uno de los actos que, sin perder la humildad y sin duda alguna, puedo calificar de los más originales de mi existencia: me cercené un dedo con un tubo de pasta de dientes.
No, señores, no insistan. El proceso será un secreto a atesorar por mis descendientes en las centurias y milenios por venir. Sólo una tirita en mi dedo, y estás tímidas palabras, hablarán de tan singular (espero, porque duele) acontecimiento.
Zirbêth
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