martes, septiembre 14, 2004

GROSERO EN EL SUPERMERCADO

Íbamos los tres tranquilamente por el atestado pasillo del supermercado, cuando un tipo decidió adelantarme por el proceso de hacer como si yo no existiera, empujándome e incrustándome el casco de moto que llevaba en el codo (en la cabeza, llevaba una gorra blanca). Le dije, al terminar de empujarme y pasar "No te disculpes, que es malo". Me dio la callada por respuesta.

Mi primo, aunque no tan estentoreamente como puede llegar a hacerlo, se quejó, primero entre nosotros, luego a la guardia de seguridad (una en esa planta, no sé si habría algún otro en la planta de arriba), que por toda respuesta dijo algo así como que de esos hay muchos. Yo, tranquila (apoyardada, diría, pero suena muy grosero, ¿verdad?), le dije a mi primo que no importaba. Pero, apenas había dicho esas palabras, una sonrisilla se me escapó y le dije, "¿O sí?".

Aceleré. El tipo iba por la línea interior de caja, así que pude verle la cara y quedarme con su vestimenta. Entré, sin correr, pero bastante rápida, y le seguí. Le perdí cuando torció por el último pasillo. En fin, no le perdí, más bien se me ubicó. Era el pasillo de las bebidas. Entré en él con decisión. No sé si me vio, pero volvió a salir a todo correr. Seguí sonriendo y caminando detrás de él hasta que, por fin, se detuvo.

Me situé detrás de él, le di un golpecito con el dedo en el hombro y esperé a que se volviera. Con mi mejor sonrisa y, ante su mirada no del todo sorprendida, le dije:

- Sé que esto te va a parecer raro, pero -le di un empujoncito- es lo mismo que tu me has hecho, salvo que tu con la ayuda del casco. ¿Crees que deberías disculparte?

No, no se disculpó o, al menos, decir con cara de mala ostia "tenía prisa" a mí no me pareció una disculpa. Pero estoy convencida de que no se va a olvidar fácilmente de ese día.

Zirbêth