jueves, junio 24, 2004

MIS DOS ESCRITORES FAVORITOS (CREO) I. TOLKIEN

Algunos podréis estar preguntándoos por qué en este blog, principalmente dedicado a las palabras (las buenas, las malas, las profesionales, las mías), no he mencionado aún a ese escritor que, de un tiempo a esta parte, está firmemente asentado en mi sendero, de tal forma que es difícil discernir si mis pasos le arrastran conmigo o si es él quien marca el camino ante mis pies. Coincido con vosotros: es curioso que aún no le haya mencionado nunca. Quizá siento que he de hacerlo de un modo especial, en un momento significativo y precioso. Es cierto, no valdría cualquier momento. Ni siquiera sé si este es ese momento. El momento adecuado.

¿Pero cómo retrasarlo más, cuando sus palabras, desde hace muchos años, pero más concretamente en los tres más recientes, de algún modo han logrado determinar y anclar mis emociones a esta tierra real e imaginaria a un tiempo que existe, como una red espiritual más que como algo sólido, entre mi corazón y el de muchos de vosotros?

Gracias a él, os encontré a vosotros. Siempre le estaré en deuda. Y gracias a vosotros, en parte, he descubierto quien soy, y que estaba oculta en mí misma, escondida a mis propios ojos más que a ningunos otros. Me soñaba así, muchas veces, pero no conseguía verme. Sin embargo, como si esas palabras os concedieran un don maravilloso, vosotros me visteis. Y así, entre vosotros, me fui revelada. La persona que soy ahora se parece más a la que de verdad era que a la que parecía ser. Aunque a veces tengo recaídas.

Me gusta quien soy cuando me miro a través de vuestros ojos, y no sólo porque necesite gafas. Cuando estoy con vosotros, quiero ser más y más esa persona.

Pero volvamos a las palabras y, con ellas, a uno de sus maestros. O mago, como alguien le ha llamado. Mago de las palabras.

All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does nor whiter,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall be king.

(J.R.R. Tolkien, "The Lord of the Rings", "The fellowship of the ring", Chapter X "Strider", George Allen & Unwin 1954.)

No todo lo que es de oro reluce,
ni toda la gente errante está perdida;
a las raíces profundas no llega la escarcha;
el viejo vigoroso no se marchita.
De las cenizas subira un fuego,
y una luz asomará en las sombras;
el descoronado será rey de nuevo,
forjarán otra vez la espada rota.

(J.R.R. Tolkien, "El Señor de los Anillos", "La compañía del anillo", Capítulo 10 "Trancos", traducción de Luis Doménech, Ediciones Minotauro.)


He escogido los versos de esta profecía porque resumen muy bien lo que este autor y su obra representan para mí: lo que hay más allá de las apariencias, la esperanza más allá de la desesperación, la belleza y la fuerza de lo que parece perdido, la salvación en lo que menos se espera. De todos modos, mis palabras no expresan adecuadamente lo que siento. Por él y gracias a él (aunque no sólo por él y gracias a él).

Zirbêth