lunes, octubre 01, 2007

HABLAR, CLARO, PERO HABLAR CLARO (3)

Pese a lo embarazoso que haya podido parecer hablar de los temas hasta ahora expuestos, hay situaciones bastante más delicadas que las relativas al sexo o, al menos, sólo al sexo. Se me ocurren, en este momento, dos que me parecen bastante peliagudas.

Los seres humanos, no hay que negarlo, a veces se acuestan con alguien sólo porque en ese momento tienen un calentón y, en realidad, no hay un verdadero deseo, ni siquiera físico, por esa otra persona. Lo típico que de más jovencillos, y sin llegar al sexo de verdad, hacía que en la primera noche de campamento te enrollases con un chico y a la mañana siguiente, cuando lo veías, te arrepintieras del todo y quisieses que la tierra te tragase. O lo de pillarte un pedo en una juerga y liarte con alguien por efecto y gracia del alcohol. Incluso, también, que te apetezca mucho echar un polvo y te tires a quien tienes a mano, aunque en el fondo no acabe de gustarte y, de no ser por la necesidad, no lo harías jamás con esa persona. Seguro que hay quien nunca caiga en esas cosas, pero también es seguro que hay mucha gente que sí que lo hace. Y, sinceramente, no me parece mal, siempre y cuando se deje claro que no es más que un lío de una noche. Ya sabéis, la máxima de la sinceridad.

Pero, a veces, uno no encuentra el valor ni el momento. O sí lo encontró, creyó haberlo dejado claro, pero el otro se ha hecho ilusiones y ha hecho oídos sordos a la advertencia. Desde luego, hay quien abusa de sus semejantes y se lía con quien sabe que está colado por él/ella, pasando de que, al hacerlo, le está utilizando y le puede estar haciendo muho daño. Esos son unos caraduras desaprensivos, y lo que hay que hacer es cruzarles la cara con el anverso de la mano, para que les duela más (modo berserker ON).

En estos temas, dudo. Supongo que, dependiendo de los casos, uno puede desde dar la callada por respuesta, en el caso del típico pesado que no se quiere dar por enterado por más que tú se lo has dejado meridianamente cristalino, hasta sentarte y tener una conversación sincera n la que afrontas (y le haces afrontar) lo que en realidad ha significado para ti el asunto. Y ahí es donde hablar claro se vuelve complicado de narices. ¿Cómo le dices a alguien que, de verdad, sólo te apeteció echar un kiki y que no le deseas más? ¿Cómo dejarle claro que, a lo mejor, no es ya que no sientas un deseo especial por él, sino que encima no te gustó nada como resultó aquello? ¿Cómo decir en ese momento sí pero ahora ya no? Lo siento, pero no le encuentro más respuesta que la de siempre: hablar claro... o abstenerse para evitar el follón.

Hay conversaciones aún más difíciles de afrontar: ¿cómo le dices a alguien a quien quieres que tiene rasgos de maltratador? Ahora mismo se me ocurren pocas cosas tan difíciles de decir a un amigo o familiar.

Pero es que lo veo, y me da mucha pena, de verdad. Cuando tú mismo has sufrido malos tratos y descubres que alguien cercano a ti maltrata a quien tiene a su lado, por sutil que sea el modo, lo cierto es que cuesta mucho plantearse seguir con la amistad. Todo tu cuerpo te pide poner tierra de por medio. Pero resulta que es tu amigo, que le quieres, sabes que tiene muchos valores positivos, y sientes que, tal vez, si hablas con él, si le adviertes, pueda sejar de comportarse de ese modo tan dañino para el maltratado y para él mismo. Porque si maltratas a quienes son tus amigos o tu pareja y se supone que quieres, te acabarás quedando solo. Lo que ahora son rasgos que se pueden confundir con malos momentos, cabreos con motivo, etc., en un futuro se pueden volver malos tratos severos que vuelvan su vida y la de su familia un auténtico infierno,

¿Cómo afrontar estas situaciones? ¿Cómo hablar de algo así? Pues con delicadeza, precaución y, como siempre, claridad.

Zirbêth.