POR OTRO LADO...
Qué perdida he estado esta media vida que llevo vivida. Soy capaz de recordar cuando dejé de ser buena estudiante, de esas que se echaba piques con los compañeros de clase a ver quien se sabía mejor la lección, que participaba en competiciones escolares de empollones (con poco éxito, pero con entusiasmo), que disfrutaba con cada sobresaliente y para quien un suspenso era una cuestión de honor. Otros detalles están más borrosos. Los primeros dos años de instituto aquello más que un centro de apredizaje fue para mí un lugar de tortura. Me dan envidia esos que recuerdan sus años de instituto como los más felices. Cambié tres veces de centro, dos de ciudad, y mis notas iban y venían cual aguja de osciloscopio loco. Mejoraron mucho en tercero, pero salí de COU en septiembre y sin demasiado buenos resultados. Tercero, ese verano, fue cuando se me fue la olla y me dediqué a la evasión en cuerpo y alma. Y cerebro. Dejé de usar el cerebro, me temo. Pero eso es otra historia.
Cuando salí de COU, no tenía ni idea de qué estudiar. La universidad se suponía el siguiente paso y, tras un año perdido en una FP que en realidad no quería hacer, acabé dando con mis huesos en Magisterio, que en realidad tampoco me atraía nada. En fin...
Jamás se me ocurrió dedicarme al turismo. Supongo que entonces no me interesaba. La vida de adulto no me interesaba lo más mínimo. Tenía un amigo estudiando turismo, pero el inglés se me daba de pena, así que me desalentaba mucho eso de la obligatoriedad de los idiomas. La verdad, no tenía ni idea de lo que significaba estudiar para tener una profesión. No tenía ni idea de lo que iba a exigir la vida de mí. Tenía la cabeza llena de miedos, de problemas, de sueños, de idealismo, de confusión... Pero ni una sola idea clara. Una mierda.
Ahora, cuando me cuentan en qué consiste el trabajo de guía del que os hablaba antes, pienso que probablemente me hubiese ido de maravilla. Viajar, conocer gente nueva a cada oco, pero con esa libertad que da el no estar obligada a verles de nuevo si no quiero, independencia, soledad. Seguro que me hubiese ido bien...
O tal vez no. Tal vez sea ahora cuando me vaya, cuando mi personalidad y mis preferencias sean las perfectas para un trabajo así.
Necesito pensar.
Zirbêth.
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