martes, junio 27, 2006

UN POCO DE TRANQUILIDAD

O algo parecido.

Con toda la agitación de las útimas semanas, apenas he tenido tiempo para pararme a reflexionar sobre los pasos dados y los que he de decidir dar a continuación. Como decía cierta persona hace no mucho, cuando la vida se empeñe en ser una cabrona, mejor no perder de vista que la vida somos, ni más ni menos, nosotros mismos. De lo cual, por cierto, se deduce con cierta sencillez pasmosa que preguntarse por el sentido de la vida es preguntarse por uno mismo, pero tratando de hacerse el despistado.

Pero, a lo que iba. Que una es muy sensible y sentimental y cuando la vida se pone a dar tumbos como una patera en el Atlántico desabrido, la verdad es que acabo por ponerme verde estomacal y no querer sino tirarme de la maldita cáscara de nuez. Al menos, en el agua se estará más fresquito (cómo odio Madrid en verano).

Aún así, le quiero levantar las faldas a esa señora imponente (la vida) a ver qué esconde debajo. La única parte que no me gusta nada de ella es la de tomar decisiones. Vale, no todas las decisiones, pero algunas son de lo más... insoportables. Y nunca se sabe qué va a ser mejor o peor. Lo que puede parecer un "querer tomar las cosas con calma y reflexionar" puede convertirse en un "postergar y esconderse"; y otras veces el "ser decidido y resolutivo" acaba por materializarse en un horrendo "me he precipitado". Así que, en el juego de ruleta de las decisiones, nunca se puede estar seguro del todo, de nada.

Alejandro decía "el mundo es de los intrépidos", pero si uno mira a las hormigas le cuesta mucho creer esa preciosa frase.

De momento, el verano está decidido, y me voy a tostar los próximos dos meses al sol. Y luego... luego vendrá el momento de las grandes decisiones. ¿Oposiciones, curro normal, plaza de interina...? ¿Madrid u otro lugar del mundo?

El calor me cortocircuíta. Yo sólo quiero flotar...

Zirbêth.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Sabes? Yo también estoy tomando decisiones en estos últimos tiempos. Una de ellas me ha costado mucho trabajo, pero por fin lo tengo decidido: voy a abandonar mi ciudad habitual (la 'faralaes city', sabrás ya quien soy) y me voy a ir a otra ciudad a vivir. Otro sitio situado a unos 700 Km. de donde estoy ahora. Resulta que ya me he cansado de estar más tiempo en el paro que trabajando y parece ser que te tienes que ir a otra ciudad para que reparen en tí y te hagan ofertas laborales serias y con continuidad. Aún estoy a tiempo de cambiar. No he cumplido los cuarenta (sigo siendo empleable); he roto vínculos con todos mis familiares (todos absolutamente, ha sido un divorcio apoteósico); mis hijas son pequeñas y por tanto no tienen novios ni nadie especial que les ate a ningún sitio y mi costilla da saltos mortales de alegría al saber que va a volver a su querida tierra.
La botella sigue guardada. El año próximo sólo estaré a 250 Km. de Madrid, a ver si hacemos un poder y nos vemos. Un abrazo.

2:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Busca tu lugar en el mundo y quédate allí durante el tiempo en que te sientas feliz.

Besos

6:04 p. m.  
Blogger Eowyn Zirbêth said...

M., el año que viene tenemos que bebernos dicha botella, aunque para entonces yo no esté en Madrid, que es más que probable. Me alegro mucho de que te sientas liberada con esos pasos que emprendes. A ver si nos vemos de una puñetera vez. Un abrazo muy fuerte y tira palante.

Odyseo: gracias por verme como me ves. Te voy a hacer caso, y voy a ver si este huexc que ha surgido, es mi sitio y me quedo en él. ¡Quiero ser feliz!

10:41 p. m.  

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