AMBICIONES
Estos días le doy muchas vueltas a lo que comúnmente se conoce como ambiciones. El tener una persona cerca cuya ambición por medrar en el trabajo y ganar dinero supera las convicciones éticas (¿las tendrá?) básicas, no deja de traerme a la memoria aquel chico que me insistía tanto en que yo demostraba una lamentable falta de ambición. Y es que esa palabra está ligada, absurdamente, al dinero y las posesiones materiales. Al acumular como medio para ganar una seguridad, supongo, o para poder sentirse más y mejor que los demás.
Que el dinero no da la felicidad, pero ayuda, lo sabemos todos... ¿o no? Cada vez estoy más convencida de que hay por ahí mucha gente que se ríe de la "ingenuidad" de quienes así pensamos. A lo peor, para quien careció de todo lujo o incluso de lo más básico, lo de ganar mucha pasta y comprarse todos los caprichos es en sí una razón para vivir. O para quien nació en la opulencia es de rigor conservar ese estatus que, en el mundo en que vivimos, es casi una segunda piel y parte fundamental de quienes son.
A mí, me gustaría ser más imparcial en estos temas, pero la experiencia me previene contra este tipo de ambiciones. Demasiado a menudo van unidas a un uso poco escrupuloso de las habilidades y posibilidades. Si medrar significa pisar al prójimo, utilizarlo, ningunearlo, etc., sencillamente, medrar no me interesa.
Así, es cierto: no soy ambiciosa...
No, no es cierto. Ambiciono, claro que ambiciono. Lo que pasa es que mis ambiciones no van tan ligadas a lo que instintivamente ligamos con la palabra ambiciones. Yo, ambiciono tiempo para mí, para estar con quienes quiero, para hacer las cosas que me gustan. Ambiciono tranquilidad y paz mental y espiritual, no vivir con demasiadas estrecheces y, sobre todo, sobre todo...
Bueno, lo cierto es que mi ambición es demasiado voluble y tímida para que la muestre, así, desnuditam ante tantos ojos ambiciosamente curiosos.
Zirbêth.
5 Comments:
La sociedad te exige que seas ambiciosa, porque si no lo eres, ¿quien va a adquirir tantos gadgets como los que produce el sistema capitalista? Decir ambicionar es tanto como decir consumir (en mi opinión). Si verdaderamente nos volviéramos de repente una sociedad más austera, las cifras macroeconómicas se vendrían al suelo. Y para que esto no ocurra, el sistema económico ha calificado como fracasado/a al falto de ambición. ¿Con cual te quedas? El ego se declina por ser un ambicioso antes que un perdedor.
Últimamente lo veo así.
bien dicho! te suscribo (pero con faltas de otrografía que hago muchas sin querer)
Veo que hablaís de la ambición negativa
y hasta ahí de acuerdo con vosotros; pero existen otro tipo de ambiciones que no solo son legítimas sino también deseables. La ambición de superación personal e intelectual, la ambición de prosperidad para uno mismo y para los demás sin pisotear a nadie, de salud...etc., es decir la ambición desde la creatividad y el crecimiento. La otra, la que necesita pisotear al prójimo, no es mas que un miedo profundo a la vida y a los demás que tiene esclavizada el alma.
Sí, es verdad, el comentario que hice fue partiendo de la ambición negativa y coincido con lo que dices, sobre todo la parte final sobre el miedo profundo a la vida y a los demás. No es nada bueno quedarse solo con lo negativo de la cuestion. Gracias, saludos Magu.
Muchas gracias por los comentarios. Magu, hablas con exactitud meridiana del tipo de ambición negativa, y Anonimo lo hace de la que todos deberíamos albergar. Es esa a la que me refería al decir que sí poseo, y la primera la que me causa deshazon y rechazo.
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