miércoles, junio 21, 2006

6 DONUTS, 6

No, no estoy celebrando el post número mil (bueno, un poquito). Es que, cuando paso malos ratos, como buena parte de la población (me consta) los supero a base de comida, dulces y guarrerías. Y también durmiendo, claro está. Así que ayer por la noche (porque llegué a casa a las diez [salí a las ocho y cuarto, camine hasta Gregorio Marañón y luego un metro y a comprar]), me pasé por un super y me compré una señora caja de donuts que, con parsimonia y delectación, llevo disfrutando desde la cena de ayer. Me los gané, qué queréis que os diga.

¿Recordáis que decía que llevaba mal lo de estar callada sin decir que me voy? Bueno, pues ya no estoy tan agobiada, porque ayer los Valar me dieron la oportunidad de dar una especie de preaviso. Según llegué a la oficina, y como ya es costumbre, la innombrable se me echó encima a tratar de dejarme mal delante de la dueña. Pero esta vez no me callé y me hice la tonta. A sus acusaciones, contraataqué: no has hecho esto, no me has enseñado en que consiste; no preguntas, no tengo porque saber qué he de preguntar dado que no me has explicado nada; no me interrumpas que no me dejas hablar, la que nunca me deja hablar eres tú, no es cierto, sí que lo es...

Evidentemente, la cosa no se quedó así. Por casualidad, había que montar un despacho nuevo, y la dueña quiso hablar conmigo. Una bonita charla tuvimos en que trató de convencerme de que yo era por costumbre agresiva, que pobre innombrable, y demás argumentos absurdos para intentar hacerme sentir culpable. Pero vamos, ninguna sorpresa para mí. Sí para ella, a la que le dije que no aguantaba a la innombrable, que era una maleducada, una borde, muy agresiva y muy inculta. Cuando se puso tiesa y me dijo que yo vería lo que hacía, con un meloso tono amenazador, le dije que eso estaba haciendo y que estaba decidiendo si me quedaba o me iba, dado que era mi última semana de prueba. ¡Qué gustazo!


Vaaale, no fui completamente sincera, pero al menos ya saben qué terreno pisan. La tarde, el día en general, fueron cual terciopelo conmigo. No sé si porque quieren que me quede o esperan sorprenderme echándome. La tempestad que precede a la calma, vamos. A mí, plin, ya tengo otro curro y me voy de todas, todas. Probablemente, el jueves. Necesito una mañana laborable libre para resolver ciertos asuntillos que no hago más que posponer.

Así que, bueno, ya está. Me espera un verano de excesos solares, niños y agua clorada, pero el sueldo es mejor y, como pueda dar cursos de natación, será un sobresueldo de lo más jugoso para futuros proyectos postestivales.

Y ahora, me voy a la galera. ¡Qué pesadez, madre!

Zirbêth, que lleva mal eso de tener que trabajar para comer...

2 Comments:

Blogger Purgatorio said...

Me alegra saber que te vas a quitar el peso del currele de encima, te hacía falta queultimamente te veía un poco bastante apenada por el ir todos los dias a ese infierno.

Si así se preserva tu salud mental mucho mejor. Suerte en el nuevo curro, no sabia nada...ya no me lo cuentas...:(

3:52 p. m.  
Blogger Azelaïs de Poitiers said...

Enhorabuena, guapa. Por todo, por quitarte el muerto de encima, por el nuevo trabajo y ya de paso por lo del desahogo de poder soltarlo todo. Que comerse todo eso una solita es muy malo. Mucho mejor comerse los donuts que efectivamente, los tienes más que bien merecidos.

1:43 a. m.  

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