miércoles, octubre 26, 2005

EL SILENCIO DE LOS BECERROS

Uno de los inconvenientes de trabajar en una tienda, es que el Anibal Lecter del marketing te tiene al alcance de su mano. La máxima del psicópata caníbal en la peli, esa que le dice como pista a Clarice para descubrir quién es en realidad Búfalo Bill, es muy cierta: "deseamos lo que vemos". Así de sencillo. Los centros comerciales son el establo donde los becerros consumidores entramos casi apenas escuchamos la voz del pastor, es decir, del especialista de marketing.

Así que estoy sufriendo un ataque simultáneo por casi todos los frentes. Ropa, zapatos, bolsos y demás instumentos de Morgoth me rodean durante horas cada día. Y empiezo a desear algunos. Lo único que me salva es el hecho de que todo es demasiado caro para mi maltrecho bolsillo. Casi que suspiro un menos mal. Nada peor que el deseo irracional potenciado por las técnicas de venta para acabar gastándote el dinero del alquiler en esas maravillosas botas y esa increible chaqueta de terciopelo rojo sagre fresca que no dejan de incitarte con sus cantos de sirena.

Madre mía, que ganas de ir de compras.

Zirbêth.

2 Comments:

Blogger Aldebarán said...

A buscar tapones de cera para los oídos, al menos por un rato ;-)

5:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

caníbal: con acento en la I, y con B...

8:50 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home