domingo, junio 26, 2005

VOCACIÓN E IDEALISMO

El viernes fuimos a ver una obra de teatro. L. ha terminado sus estudios de arte dramático y aquella representación, junto con otra que tuvo lugar el fin de semana anterior, era algo así como el trabajo de fin de curso y carrera.

Siempre sacaba muy buenas notas. Cuando le dijo a su madre que quería ser actriz, cursando todavía B.U.P., ésta le dijo que esperase a terminar C.O.U. para tomar esa decisión. Las madres, cuando son buenas, no te dicen que lo tuyo es una insensatez y una locura, sólo te obligan a terminar lo empezado antes de ponerse con otra cosa, y así se aseguran de que eso que decimos querer era lo que realmente queríamos. Cuando L. termino C.O.U. manteniendo sus estupendas notas, se vino a Madrid a estudiar arte dramático. Lo suyo iba en serio: actuar es su vocación.

Yo, envidio a L. No porque sea preciosa, ni porque tenga talento. La envidio porque de algún modo descubrió que amaba actuar y se ha dedicado a ello con tenacidad y constancia. Envidio su tener una vocación.

Yo no estoy segura de tenerla. Unas veces me entusiasmo con la idea de enseñar, y me leo todo lo que cae a mi alcance al respecto, decido presentarme a las oposiciones, estudio más o menos, me deleito en cada descubrimiento que hago. Pero no tengo ni la tenacidad ni la constancia de L. Porque aunque me empeñé en la idea romántica de la vocación, la pasión que ella conlleva, el brillo en los ojos y las satisfaciones que produce, mi entusiasmo es tan efímero como esas pasiones contra las que mi madre me previene incansable.

Ahora mismo, a horas del examen de oposiciones, con la sensación y casi certeza de que no voy a aprobar pero con el estómago encogido por los nervios, dudo de lo acertado de mi decisión de presentarme a las mismas. Un sabor a insatisfacción me recorre el paladar insistentemente. Sé que esto no es una vocación exactamente, ni siquiera una pasión. Pero ¿por qué me empeño en buscar el flechazo fácil incluso en lo profesional? Soy un completo desastre, no consigo aprender esta lección tan importante. Y no porque no la haya repetido ni porque no la recuerde. El amor crece con la dedicación. Cuanto más dedicamos nuestro esfuerzo a una meta, más importante se vuelve ésta para nosotros, más se llena de significado.

Soy una inmadura. Me pasa con el trabajo como con el amor: necesito una chispa inicial, una atracción irracional. Empezando con eso, la pasión me mantiene motivada. Pero eso es un error y lo sé. Tengo que ser más práctica, más tenaz y más constante. No dejar para mañana lo que ni siquiera me apetece hacer hoy una vez que tome la decisión de hacer algo.

¿Qué hago?

Zirbêth, huyendo y perdida.

2 Comments:

Blogger Purgatorio said...

Seguir adelante,saldrás como de otras.

Hace mucho que no te escribo nada, pero quizás esto valga para algo.

ÁNIMO, recuerda que sólo tienes que cumplir contigo misma.

Un saludo de alguien que te aprecia mucho.

P.

1:22 a. m.  
Blogger Aldebarán said...

Parecen nervios antes de la batalla.
Te sugiero cambiar ese "Tengo que ser más..." por "Elijo ser más..." y verás que hay una notable diferencia.

Ánimo!

4:30 p. m.  

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