jueves, mayo 26, 2005

SUEÑOS LOCOS

Hace unos días, recibí unos msm en plan romanticón. Por supuesto, no conocía el número desde el que llegaron tales mensajes y se notaba que eran para alguien en concreto y que todo eso se trataba de un error. A los pocos días, una llamada a más de las doce de la noche supongo que dejaron claro que yo no era la que él pensaba y todo resultó bastante cómico. Me dijo algo que no entendí, al escuchar mi respuesta en plan ¡¿Cómo?!, debió reconocer que no era la voz de quien pensaba, así que me preguntó que quién era yo, y ante mi respuesta me dijo, ¡Ah, perdona!, soy Iñaqui, el hermano de Javi, se despidió y colgó.

Sobra decir que ni idea de quien era el tal Iñaqui, que Javis conozco unos cuantos, y que el pobre se equivocó incluso de Zirbêth.

Bueno, unas horas más tarde, yo estaba soñando que Iñaqui, con la cara de un amigo efeylita, que ambos éramos investigadores y estabamos trabajando en el desentrañamiento de la misteriosa aparición de un cuerpo desnudo (y sin un sólo pelo) en una especie de altar cubierto de tubos gigantes de óleo, algunos de los cuales estaban abiertos y habían dejado su cuerpo de un curioso color pardo dorado. Un cuerpo, digo, porque al principio estaba muerto, pero luego ya no. Todo lo cual transcurría en una playa que ya he visto en otros sueños. Igual era el tal Javi...

Luego está ese fántástico que tuve una noche tras haber visto las recientes fotos de Efeyl. Resulta que estaba en uno de esos roles en vivo, pero en este caso era una especie de campamento de varios días, así que los primeros días los habíamos dedicado a construirnos cada uno nuestro poblado. El mío era una especie de fuerte orco, lleno de túneles, toboganes, tirolinas, catapultas, etc. Total, que ya iba a empezar el tiempo de juego y procedí a pringarme entera del famoso barro para orcos marca ACME, y lo hice a conciencia, momento en el que mi madre aparecía para decirme que me duchase y tal, que los invitados ya habían llegado y estaban esperando para empezar a comer, y que me pusiese supermona, que era una ocasión especial, así que por uno de esos túneles tobogán llegaba al cuarto de baño. Pero por más que me aplicaba jabón y agua, aquello no acaba de desprenderse, sobre todo del pelo, que me había untado a base de bien. Y entonces se atrancaba la bañera y se inundaba en cuarto de baño y me empezaban a gritar desde fuera...

Y esta noche. Pues nada, resulta que yo tenía varias jaulas llenas de bichitos, pero bichitos que no eran sólo hamsters de distintas espécies. Había roedores de mogollón de tipos distintos, muchos de los cuales es más que probable que no existan en el mundo real. El caso es que nos mudábamos y la nueva casa estaba en una zona de selva tropical y era antgua, con ventanas de madera que no cerraban demasiado bien. Claro que, para la siguiente vez que miraba los bichitos, ya contaba también con varias espécies de pájaros y un perro. Así que me dedicaba a tratar de redecorar con mis muebles, pero no me convencía como quedaba, y mi madre entraba y veía las tropecientas jaulas por ahí, con los bichitos que habían decidido reproducirse y atestaban las jaulas, y yo los miraba y me daban penita, así que liberaba a algunos por la habitación. Claro, mi madre lo veía y se echaba las manos a la cabeza (la abuela también, y mira que en ella eso sería raro). Así que me decidía a instalar las jaulas en la terraza selvática a la que daban las dos puertas de madera, y entre plantas y tal los iba instalando a todos, incluyendo los patos y las gallinas, y los cocodrilos, eso sí, unos cocodrilos que me había regalado mi madre porque sólo comían escorpiones y al parecer la nueva casa estaba infectada de los mismos. Pero, entonces, esa noche se desataba una terrible tormenta, y todos los bichos huían de sus casitas y se colaban en mi habitación y venían a esconderse en mi regazo, claro que, para entonces, ya había felinos a montones por allí y no veas lo que me costaba evitar que se comieran al resto de los bichos, exceptuando a perros y cocodrilos, que lloraban y gemían porque no los cogía en brazos...

Eru, qué sueños. ¡Y qué estrés!

Zirbêth, recién despertada de la siesta.

Pd/Aún no recuerdo bien qué he soñado, pero había una casa recién construída, unos vampiros de energía vital que eran cabezas de medusa flotantes y Lara Croft danzaba por la zona...