martes, febrero 15, 2005

DESCUBRIMIENTOS

Hoy, es el cumple de mi mami. Ayer, dado que el primer libro que pretendí regalarle ya lo tenía, fuí y compré otro. Ayer, gracias al cumpleaños de mi madre y a un error, descubrí (aunque ella me había hablado muchas veces del mismo) a José Antonio Marina.

La inteligencia fracasada, Teoría y práctica de la estupidez ha pasado a ser uno de los tesoros que esconderé en mi dormitorio (mi espacio a falta de sexo, jajaja). Me temo que voy a tener que ir ahorrando para ir adquiriendo, junto con las de Fernando Savater, el resto de sus libros.

Ayer tuve fiebre psicológica: los niños pequeños, cuando están muy cansados, a veces tienen fiebre. Yo, cuando me agoto psicológocamente (lo cual ocurre con triste frecuencia), tengo fiebre. Mi boca está marcada en su comisura izquierda, justo en el lado opuesto que hace dos semanas. Unas pompitas dolorosas y que afean el gesto y la piel y a mí entera (eso siento). Y duelen, por supuesto, aunque sólo cuando me río (así que poco). Voy aprendiendo a vivir con esos agotamientos mentales que me dejan inservible y confusa al menos unas veinticuatro horas. El primer signo de mejora es que quiero leer. El segundo, que dejo de sentirme culpable por no estar haciendo lo que debería estar haciendo. Laculpabilidad me deja incluso más inmóvil que la propia fiebre.

Gracias a la fiebre, ayer me leí cien páginas de La inteligencia fracasada. Me tengo que comprar mi propio ejemplar, porque estoy deseando abrirlo de páginas como a una gimnasta deportiva y citarle incesantemente. Descubrimientos que son en parte confirmación. A veces, que otros digan esas cosas que uno piensa pero no verbaliza del todo, consigue que me sienta menos sola en este mundo.

Y el otro descubrimiento, esté realizado esta mañana por obra y gracia de Devon. Yo entraba en su página, pero me queda en lo del derribo. Estos ojos míos, demasiado a menudo vueltos hacia si mismos (y que ven tan mal, dicho sea de paso)...

Ha vuelto, bien de madrugada.

Zirbêth.