ABSURDECES CAPITALISTAS
Anteayer mi trabajo consistió, por mi propia iniciativa, en clasificar, ordenar, buscar, etc. en los siete sacos y unos ocho contenedores de artículos perdidos de la tienda. Por perdidos quiero decir que les faltaba código, que habían perdido la pareja y cosas así. Pues bien, después de salvar lo que la empresa consideraba salvable, el resto fue a la basura. O, más bien, debería decir que algunas cosas mínimas, fueron a la basura, porque lo que no se llevaron mis compañeros (los famosos calcetines, sin las lentejas) por ser de niño o niña, me lo he traido a casa. Tengo cuatro bolsas grandes de calcetines, calzoncillos, camisetas y algunos juguetes que, salvo por estar fuera de sus paquetes originales y algo arrugados, están todos en perfecto estado y nuevos. Todo eso lo iban a tirar.
Como son de marcas como Nike, Reebok, Adidas, etc., hay que tener en cuenta que algunas de las cosas que iban a acabar en la basura se cobran normalmente a precios bastante altos (tres pares de calcetines Nike pueden costar siete libras, es decir, diez euros y pico). Dichos artículos han sido todos fabricados en lugares como Tailandia, Indonesia, China, Perú, Méjico, etc., donde en demasiadas ocasiones las fábricas tienen a los trabajadores hasta doce o incluso dieciseis horas trabajando por sueldos de unos dos dólares al día (muchas veces, los trabajadores son niños). El material les ha costado unos tres dólares (estoy hablando de datos sacados de El libro negro de las marcas, del ejemplo específico de zapatillas de deporte), artículos por los que luego la gente paga precios de lujo, ya que son considerados artículos de lujo. O bien, hay quienes reciben una millonada por anunciarlos, esos "heroes" de pacotilla que son Ronaldo, Beckam, Figo, etc., que tantos jóvenes cabezashuecas, y no tan jóvenes, la verdad, idolatran y envidian.
Pues bien. Todos esos pantalones, abrigos, camisetas, calcetines, juguetes, etc., iban a ir directamente a la basura. Muy gráfico, ¿verdad? Sin embargo, yo los he metido en bolsas, sin muchos miramientos, y se los voy a dar a una familia (probablemente más de una) que viven de ayudas sociales en unas condiciones que, siendo malas, no lo son ni la mitad que las de esos que trabajan explotados al otro lado del mundo. A ellos los explotan a base de horarios interminables de trabajo, de condiciones de inseguridad e insalubridad, etc., a nosotros nos explotan de un modo algo más sofisticado: primero, se lleban los puestos de trabajo a otros países donde las leyes de protección social no son tan exigentes y pueden saltarse lo de los sueldos mínimos, las medidas de seguridad y emergencia, el usar menores como empleados, mientras que aquí nos dicen que, una vez más, tal o cual empresa ha tenido que cerrar una fábrica y hacer miles de despidos (los llaman expedientes de regulación de empleo, pero son despidos)porque no hay suficientes beneficios, dejando tirados a un montón de empleados en los países que se benefician de la explotación en otros países, eso sí, sin dejar de inculcar vía publicidad televisada que tenemos que tener esas zapatillas de deporte, ese coche, ese reloj...
En Inglaterra, el trabajo infantil existe y lo practican empresas como esta en la que yo trabajo. Hay chavales de quince años trabajando por tres libras y media, aproximadamente (creo que es menos), mientras que el sueldo a partir de los dieciocho años es de cinco libras (lo cual también es bastante miserable). La razón para la diferencia de sueldo, dicen, es estimularles a que en vez de trabajar, estudien.
Que mala memoria tiene el ser humano, qué rápido olvida los años y años de luchas sociales por reducción de horarios de trabajo, por conseguir que los niños no trabajaran, por lograr mejoras en las condiciones de seguridad en los puestos de trabajo. Parece que sólo nos quedaran fechas simbólicas de todas aquellas batallas ganadas y olvidadas tristemente en tan pocos años. Vamos para atrás, como los cangrejos, aunque más rápido y teledirigidos. En vez de luchar por estar mejor, nos quejamos de que gente de otros países vengan a los nuestros y se queden con nuestros puestos de trabajo, esos mismos de los que sólo sabemos quejarnos por sus condiciones, pero que no luchamos de veras por mejorar. No, es mucho más sencillo enchufarnos a la caja tonta, a las borracheras de fin de semana para olvidarnos de las horas desperdiciadas en ese trabajo de mierda que tan poco nos gustan. Es más fácil creer que la felicidad la dan tal coche o cual juego de ordenador o videoconsola...
En fin, una pena. No creo que sea sólo una cuestión de pérdida u olvido de valores, creo que es una cuestión de vacío existencial, de vivir de consignas de frases cortas y altisonantes, vida de anuncio de veinte segundos. Que manipulables somos y cuanto ambicioso está dispuesto a hacer su agosto de esa manipulabilidad de la masa. Estamos fatos de Davides y sobrados de Goliats.
Zirbêth.
2 Comments:
Espero que la molestia no te haya durado mucho. Volverá a aparecer, y es bueno que lo haga, por que si no, estarías dormida.
Interesado en el tema, tengo una duda:
"Libro negro de las marcas" o "No logo" ¿cual leer primero? Te pregunto supongo que has leido ambos.
Gracias.
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