sábado, diciembre 04, 2004

RECLAMACIÓN

Y es que, desde que volví de España, mi compañera de piso pasa las horas conmigo. Llego y empieza a hablarme y no para. Y claro, la poca energía que me queda la gasto en intentar concentrarme en lo que me dice. No para de hablar, de enseñarme cosas, de pedirme ver pelis, usar el vídeo, el ordenador... Ha dormido conmigo todos estos días, excepto anoche, porque no quiere dormir sola, no sé si tiene miedo o qué le pasa. El caso es que, entre el trabajo y ella, ni leo ni escribo. Un desastre.

Zirbêth.