martes, noviembre 16, 2004

RECUERDO LO QUE RECUERDO

Aquí sigo, con La Educación y el Orden Social, de cuyos capítulos XI y XI también he sacado muy buen provecho. Y una breve reflexión, esta vez sin cita.

De mis años de estudio en el colegio, mi apreciada E.G.B que tanto echo de menos, aunque algunos me tachen de antigua o reaccionaria, probablemente recuerdo más de historia y matemáticas, de biología y geografía, que de literatura. La literatura en la segunda etapa era parte de la lengua, y recuerdo haber hecho un recorrido por toda la historia de nuestra literatura, hasta llegar a Lorca. Bueno, pues salvo de algunos nombres como Séneca, Cervantes, Pío Baroja, y de ciertos poemas de Bequer, la verdad, no me acuerdo de nada. Ni de estilos, ni de obras, de nada. Aquellos temas trataban a los autores enmarcándolos en épocas y periódos históricos, con algunos párrafos de sus obras, de las que es verdad que logro recordar alguna cosa, como aquello de Quevedo que decía

"Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado

Érase un espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egipto;
las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito."

que no recordaba entera, he tenido que mirar en la web, pero vamos, parte sí. Pero de lo demás, de verdad que casi no recuerdo nada. Parte es culpa de esta mala memoria mía, tan dañada por las crisis de ansiedad, pero en parte es porque lo que recuerdo mejor es lo que he explorado yo misma, con lecturas completas, no de citas (je, menuda soy yo para hablar de citas, pero no es lo mismo) y de escasos párrafos, por muy bien escojidos que estos fueran. A lo mejor era demasiado pronto para leer y sacar provecho de cosas como La vida es sueño o El Cantar del Mío Cid, cosa que dudo mucho, por cierto. Pero seguro que mejor que leer, a palo seco, una losta de carácterísticas y acontecimientos tampoco era mucho mejor.

Ojalá las clases de literatura hubiesen sido más de enseñarnos a leer, no la habilidad básica, si no el disfrute, el sacarle partido, el ver más allá de lo que fue y representa para nuestra Historia y hacerla parte de nosotros. Yo, hubiese separado la asignatura en dos. Al igual que nos hacen en Selectividad (qué martirio) examen de lengua y examen de comentario de texto, que hubiese habido, siempre, una clase de lengua y otra de lectura. Lecturas compartidas, lecturas en voz alta, interpretadas entre varios. Lecturas de las que hablar, que proponer, que contar a los demás. Lecturas porque sí, para amar la literatura por lo que es, y no sólo por su valor histórico.

Yo leía sola, no necesitaba que nadie me dijese "ya para la semana que viene...". Y que pena que asífuese para tantos, convertido en obligación, cuando es un placer, un gran placer, una necesidad para mí, ya entonces. No estoy proponiendo que se dejara de enseñar lo que me enseñaron, simplementeque se añadiera algo más. Más sustancia.

Zirbêth, lectora.

2 Comments:

Blogger Eowyn Zirbêth said...

Por supuesto, Gonzalo. Las lecturas deberán ser adaptadas a la edad, siendo, eso sí, no limitantes. Yo, a lo mejor, con 10 años no me habría leido El Cantar de Mío Cid (que no me lo he leído ahora tampoco, vamos), pero sí que me leí Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, o Robinson Crusoe, por poner un par de ejemplos. Pero se podría leer a muchos sin problemas. El Lazarillo de Tormes, las Leyendas de Bequer, y muchas más, y no necesariamente de origen español. La cuestión es enseñar a amar la lectura y desarrollar el hábito de leer. Tuve compañeros con 11 años que sí se leyeron el Cantar de Mío Cid, por cierto. Y El Quijote.

5:12 p. m.  
Blogger lukas said...

Totalmente de acuerdo, Zirbêth. En esos años escolares nos hacían leer a partir de un programa muy viejo, como nos hacían estudiar esa Historia de los vencedores, y tantas memeces. Yo recuerdo sobre todo el asco que le tenía un chaval a la obra de Gonzalo de Berceo (aunque creo que eso ya era en el instituto), y yo recuerdo que el Cantar de Mío Cid e incluso El Quijote (que nos dijeron de leer entero, en 2º BUP!!!), como un aburrimiento. A esa edad, entre los 14 y los 17, lo que deseas es leer obras de aventuras, Stephen King, Verne, terror, fantasía, SF y demás. Luego ya vendrá el ensayo y las cosas más serias. Lukas, lector.

6:03 p. m.  

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