lunes, noviembre 08, 2004

EL TEMA RECURRENTE DE LA SEMANA

Estoy taponada, me cuesta horrores escribir, porque me cuesta horrores pensar en algo que no sea el tema recurrente de la semana. Tal vez cuando hoy vuelva de trabajar tenga algo nuevo en la cabeza, pero de momento no consigo pensar en nada que no sea el tema recurrente de la semana. Y lo malo es que, seguramente, esta semana se va a dilatar en el tiempo como chicle demasiado mascado. Se me ocurren otras cosas de qué escribir, cierto, pero me parecen absurdas e insignificantes. Y no es justo, no es justo, no es justo.

No es justo porque son esos otros muchos temas los que en realidad llenan mi tiempo y le dan más sentido. Bueno, tampoco eso es cierto. Es curioso, hablo de estar taponada, pero a la vez lo que me ocurre es que el tapón se me ha perdido. Me explico (o lo intento): me siento a veces como portadora de una bañera por cabeza. Si hay amor en mi vida (tapón), si tengo estabilidad emocional en mi vida, entonces la bañera se va llenando y llenando, y el amor, siendo importante, no acapara todo el espacio. Pero si pierdo el tapón, es decir, si me quedo sin amor, nada se queda en mi bañera, todo se desperdicia y se me va por el sumidero. Y hala, ya estoy imbécil perdida tratando de encontrar el tapón, un tapón, a ver si consigo no perder todo el contenido de la bañera. Un desastre, vamos.

El caso es que ayer, hablando con Maguncia, encontré la solución, creo. Decía en el post sobre el tabaco, que un hombre me puede resultar de lo más interesante y atractivo, estar como un tren y todo lo que una quiera que, si fuma, deja automáticamente de interesarme. Bueno, pues debería pasarme lo mismo cuando un tío me suelta, como dice Descubrimientos,
Lo que "él" nunca debe decir...

Me gustas tú, pero también otras.
Quiero estar ahora contigo, pero no sé mañana.
Quiero estar contigo, pero mis amigos me están esperando para ver el partido de fut.
Tú decide...


Caballeros, ¿alguna objeción?... o también quieren que "eso" lo decida yo...

a mí se me deberían poner los pelos como escarpias y pasárseme cualquier interés.

¿No sé dan cuenta de lo inmaduras que son esas afirmaciones? Cómo si las personas fuésemos parte de un bufé libre, y al cojer la ensalada César, le dijésemos, muy serios, "te cogí a tí, pero hay muchas más, igual vengo a servirme otro plato, incluso si aún no he acabado contigo". Cuanta obviedad y cuanta absurdez. "Mira, cielo, te dejo, porque a lo mejor me cruzo con Ben Affleck en el supermercado y nos da un subidón, y claro, no es plan tener compromisos sobre los que pensar en momento tan interesante de mi vida".

En fin, supongo que esas cosas pasan. Me voy al supermercado, a ver si hay suerte.

Zirbêth.